Han transcurrido casi 51 años de aquella hazaña que un grupo de niños de Monterrey conquistaran algo que hasta la fecha no ha podido igualarse: Un juego perfecto.
En el vasto historial de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas, que data desde 1947, ningún equipo ha sido capaz de emular aquella proeza, que dio lugar a “Perfect Game”, un filme que refresca la memoria sobre aquella historia.
Ángel Macías, en aquel 1957, un niño de 12 años vio su sueño hacerse realidad junto a otros 13 niños de Monterrey, lanzó un juego perfecto en el juego final de la edición 10 de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas en Williamsport, Pensilvania. Nadie se le puso en base durante el duelo.
En 1958, con todos los protagonistas de aquella épica aventura, se realizó “Pequeños Gigantes”, una película en blanco y negro que trató de plasmar lo que esos niños y su manager pasaron para alcanzar la victoria.
Ahora, en 2008, se estrenará los primeros días de agosto, “Juego Perfecto”, la versión moderna que relata la historia de un grupo de niños que empujados por una fe ciega y con la entereza de eludir obstáculos, pudo hacer lo que muy pocos imaginaron.
José Maiz García, jardinero derecho de aquél mítico equipo, es ahora propietario del estadio Monterrey, que es casa del equipo que también posee, los Sultanes de Monterrey, campeón vigente en la Liga Mexicana de Béisbol.
“Yo creo que como todas las películas, tiene 50% de realidad y 50% de ficción”, comentó desde Monterrey Pepe Maiz. “Los resultados de todos los juegos son reales, de quien pitcheó los juegos también es bastante real, los sufrimientos que hubo, lo que se batalló para empezar, entre otras cosas”.
La discriminación fue otro de los obstáculos que los Pequeños Gigantes tuvieron que sortear, aunque menciona don Pepe Maiz que en la versión de 2008 de su hazaña, no apareció todo.
“Hubo cosas de racismo. Hubo un domingo que fuimos a practicar y nos dijeron que no podíamos entrenar en uniforme y tuvimos que hacerlo en calzoncillos, lo que se me hizo ilógico y cosas de ese tipo que pasaron. No sale en esta película pero sí salió en la primera”, comentó el propietario de los Sultanes.
Para darle un toque de mayor dramatismo a la película, también se reflejan las dificultades que se vivieron desde casa.
“Lo que también fue cierto, es que la gente de aquí mismo nos decía que íbamos a jugar un partido y nos regresábamos. Llevábamos ropa para dos o tres días nada más, le ganamos al equipo de la ciudad de México, que estaba integrado por muchos norteamericanos, pero la mayoría estaba con nosotros, porque nos veía más chiquitos, más humildes o porque éramos los prietitos”.
“Juego Perfecto” transmite la emotividad del béisbol y a su vez, nos recuerda que alcanzar un sueño, requiere de paciencia, determinación y mucha fe.
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