Cancún, Q.R. / Agosto 22.-
La jaqueca provocada por la “cruda” libertadora fue insoportable para un equipo que este sábado confirmó su enorme poder de autodestrucción.
Haber perdido la serie por el título continental fue un duro golpe, por más que el Guadalajara se esmeró en probar lo contrario durante el primer minuto del duelo en el que el Atlante lo superó (1-2), algo natural en la más paradisiaca sede de la Primera División.
Desde que los azulgrana se mudaron a Cancún, jamás fueron derrotados por las Chivas. Tres victorias y dos empates son el saldo de las cinco victorias tapatías al estadio Andrés Quintana Roo.
Unos cuantos instantes de lucidez por parte del visitante, suficientes para que Omar Bravo marcara una rápida e inesperada anotación, pero Édgar Mejía le complicó muy pronto la situación a José Luis Real.
Inicio loco en el inmueble caribeño, cuyas tribunas se tapizaron con las camisetas del subcampeón de América. El fracaso ante el Internacional de Porto Alegre fue superado por una de las aficiones más grandes del futbol mexicano. No así por un grupo que se nota con resaca futbolística.
El “Chore” lo demostró con aquella incomprensible patada sobre Jerónimo Amione en media cancha (1’).
Parecía el comienzo ideal para las Chivas: el tanto logrado a los 16 segundos de juego era el calmante que necesitaban para aliviar su malestar.
El volante de contención echó todo a perder con su irresponsabilidad. Los visitantes ganaban, pero los Potros de Hierro tenían todo el juego por delante para reponerse.
Sólo se tardaron un par de minutos en conseguirlo. El sólido frentazo de Nicolás Torres (3’) dio tranquilidad a René Isidoro García, quien no desaprovechó la superioridad numérica en el caribeño lienzo verde.
En menos de 300 segundos, ambos equipos horadaron la portería rival y el árbitro Paul Delgadillo mostró la tarjeta roja a Mejía. El malestar volvió a los tapatíos, pero más intenso.
De nada les sirvió estrenar, dentro de la Liga, el uniforme conmemorativo por el Bicentenario del Inicio del Movimiento de Independencia en México y el Centenario del comienzo de la Revolución.
Desconocidos dentro y fuera del terreno de juego. Con unas inusuales medias verdes y sin hombres talentosos para intentar reponerse de la desventaja provocada por el tanto de Johan Fano (36’), quien fue incontrolable para el juvenil Christian Pérez.
Héctor Reynoso volvió de Brasil con una molestia muscular en la pierna derecha, por lo que el “Güero” Real prescindió de él. Junto a Mario de Luna, Pérez conformó una inexperta zaga central. El Guadalajara lo pagó bastante caro.
Real sabía que era difícil competir con un jugador menos, por lo que apostó a controlar la pelota y evitar la goleada. Todo quedaba en la posibilidad de una pelota parada o algún error de los atlantistas, cuya zaga no tuvo mayor trabajo con las salidas de Marco Fabían, Adolfo Bautista y Omar Arellano. Bravo volvió a ser el único atacante.
La estrategia casi le resulta al director técnico chiva. Si Delgadillo hubiera marcado penalti en aquella polémica jugada protagonizada por Fernando Navarro, la posibilidad del empate sería enorme.
El silbante consideró que el defensa azulgrana no tocó el balón con la mano y prosiguió el cotejo, lo que fulminó la última esperanza de un equipo que se nota incómodo, con “cruda” futbolística.
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