Esos Pumas dientes de sable, que producían afilados colmillos canteranos, un día languidecieron. Después del inolvidable Hugo Sánchez vinieron Luis Flores, Luis García… Había un extenso pedregal, propicio para extraer piedra y construir un sólido edificio balompédico.
Mas con el correr del tiempo las exigencias cambiaron. El propósito era ganar títulos, bajo el riesgo de mermar la estructura futbolera.
“Tal vez de antaño la necesidad era el campeonato y se cumplió”, justifica Ricardo Ferretti, al recordar aquel pasaje del bicampeonato en 2004, que aún hoy cobra un elevado precio a cada integrante felino.
El técnico de los Pumas recuerda que la situación que se generó no fue grata, debido al riesgo de descenso que supo reorientar el estratega, en el inicio de su gestión.
—El club adoptó políticas más propias de otros equipos, como el América, que siempre se refuerza. ¿Pumas cayó en eso?
—Es difícil que yo pueda mencionarlo, porque uno debe estar dentro de la situación para expresarse. De afuera parece que así fue. Por eso digo que si el objetivo era lograr títulos, sí, lo lograron. Fue importante, satisfactorio. Pero lo que pasó después fue una circunstancia por la cual la institución nunca había pasado; peligrosa para nosotros.
La corrección de las políticas ha devuelto la intención de jugar con gente de casa, como ocurría en la época del Niño de Oro.
“Al invitarme a participar, los objetivos fueron muy claros. Primero era salvar al equipo del descenso, luego llevar a la institución a un porcentaje más alto y, tercero, dar oportunidad a nuestras fuerzas básicas”, resalta.
“Ahora quizá no se piensa, en primer lugar, en tener que ser campeón. Tal vez. Pero sí lo queremos ser”, aclara El Tuca, enterado del esquema universitario.
“No hay ningún engaño para nadie. La institución marcó un mínimo de puntos (25), una filosofía de proporcionar más oportunidad a fuerzas básicas y una mexicanización que se va a dar a mediano y largo plazo”, recuerda el brasileño.
—¿Y le agrada esa idea de mexicanizar y volver a la cantera?
—No es de que te guste. Uno es empleado. Tu y yo lo somos. Hay directrices, pautas que se marcan, y nosotros laboramos para lograrlas.
Hoy, Pumas trabaja en eso, pero el costo del bicampeonato lo mantiene atareado. Tanto así que “no podemos darnos el lujo de tener un mal torneo, si no regresaríamos a una situación similar a la de hace dos años”.
—¿Le ilusiona el inicio?
—Estoy tranquilo, pero no debemos de confiarnos y sí hacer oídos sordos a muchos elogios, que así como las críticas, muchas veces son desmedidos.
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