Valencia, España / Mayo 9.-
El alirón del Barcelona comenzó en el campo de Mestalla, donde el Valencia derrotó al Real Madrid por 3-0 en un encuentro de clara superioridad local, ante un rival muy desdibujado, que en ningún momento dio la sensación de tener fuerzas para mantener viva la remota esperanza de alcanzar al líder.
Al Valencia le iba en juego casi más que al Real Madrid, pues su objetivo era más factible, ya que actualmente está en puestos de Liga de Campeones. Con un encuentro jugado mucho más con la cabeza que con el corazón, el equipo valenciano logró su objetivo como menos dificultades de las esperadas.
El inicio del partido estuvo marcado por el juego ofensivo y las aproximaciones a la meta rival por parte de ambos equipos, pero también por las imprecisiones con constantes pérdidas de balón tanto en las acciones ofensivas como defensivas de uno y otro conjunto. Era un partido abierto.
Pronto se le notó al Real Madrid que estaba tocado tras el partido ante el Barcelona, entre otros motivos porque también muy pronto Casillas volvió a convertirse en la solución a sus problemas, tal y como demostró en un cabezazo de Baraja a los tres minutos de partido.
Poco a poco, el Valencia cobró la iniciativa en el juego gracias a un trabajo de conjunto que contrastaba con el fútbol individual del Real Madrid, un equipo que buscaba llegar a la meta local en acciones aisladas de Robben, el único recurso en ataque del equipo madrileño en el primer periodo.
Que el Valencia creía más en sí mismo que su rival quedó claro en torno a la media de partido, en la jugada entre Villa y Mata que supuso el 1-0, pero también en un disparo de Villa que rozó la meta de Casillas a continuación, en el 2-0 de Silva en un acción en la que no tuvo problemas para preparar un buen disparo y en una nueva parada del meta visitante a disparo de Mata.
El partido llegó a su ecuador con el Valencia a mejor nivel que su rival y con espacios a la contra para marcar un nuevo tanto, mientras que el Real Madrid recuperó ligeramente el dominio territorial lo que apenas dio para alguna intervención de César en acciones de escaso peligro.
Tras el descanso, el dominio del juego para el Valencia, un equipo que se aproximó mucho al área de Casillas, pero que perdonó en el último remate ante un Real Madrid que no reaccionaba y que mantenía en las cabalgadas de Robben sus únicas opciones de marcar un gol y meter el miedo en el cuerpo al rival.
El partido había entrado en una fase de alternativas ante ambas porterías, con un Real Madrid algo más ofensivo, cuando en la enésima aproximación del Valencia, Baraja enganchó un balón en el borde del área y puso el 3-0 en el marcador. Fue un magnífico gol.
No dio señal alguna de reacción el equipo madrileño en el cuarto de hora final del partido, en el que el Valencia, sin prisas, mantuvo sus aproximaciones constantes a la portería de Casillas, en un partido en el que, aunque el marcador parezca indicar lo contrario, el acierto no fue una de las cualidades del equipo valenciano, pues dispuso de opciones para lograr una victoria más amplia.
Mientras el partido del Valencia estuvo marcado por la ilusión de lograr un objetivo, el Real Madrid llegó a Mestalla sin energía y ofreció una imagen muy triste en un estadio que le había sido muy propicio en los últimos años.
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