México, D.F. / Febrero 4.-
Médicamente sí es posible que el futbolista Salvador Cabañas vuelva a los entrenamientos, consideró el neurocirujano del Hospital ABC, Héctor Gómez Acevedo, aunque señaló que el riesgo siempre es latente en casos de traumas cerebrales, como el sufrido por el paraguayo hace más de un año donde el proyectil queda alojado aún en el cráneo.
El experto del Centro Neurológico de dicho nosocomio capitalino indicó que el riesgo para Salvador Cabañas dependerá en mucho de la lesión cerebral que haya causado el proyectil, pero si cuenta con la autorización del o los médicos que lo atienden, no hay mayor problema en que vuelva a practicar futbol.
Con las reservas de no conocer el caso clínico del jugador, Gómez Acevedo -quien cuenta con una especialidad en Traumatismo por la Universidad de Toronto- dijo que a veces ocurre que la pólvora de una bala es caduca por lo cual disminuye su eficacia y el daño no es tan terrible.
Refirió que en el caso del jugador pareciera ser que la trayectoria de la bala no tenía la velocidad que se pensó en un principio de entrada frontal hasta la región occipital.
En este sentido, detalló que la parte frontal es la parte que regula las emociones y más atrás es la parte del movimiento, la sensibilidad y la visión, que pudiera no haber resultado tan afectada en este caso.
A pregunta expresa si no hay riesgo por el objeto que aún permanece en el cráneo del ex jugador del América, el neurólogo reiteró que el riesgo depende también de la zona exacta donde quedó alojado pero seguramente es algo que valora el cuerpo médico que revisa al jugador.
“Hay un riesgo latente, por supuesto, la inercia del plomo es mayor que la de la inercia del cerebro; cuando hay cabezazos, las aceleraciones tienen una mayor tendencia a desplazarse por el cerebro”, explicó.
Por último, Héctor Gómez Acevedo detalló que si bien en traumas de bala, las capacidades motrices nunca quedan al 100 por ciento, la rehabilitación se basa en la plasticidad cerebral, es decir, una serie de movimientos y entrenamientos para enseñar otra vez al cerebro a coordinar los movimientos pélvicos y toráxicos.
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