Los Angeles, Cal. / Junio 11.-
Cuando el lanzador reynosense Jaime García era un niño y empezó a enamorarse del beisbol, tal vez su padre pudo haber dicho aquel nombre en alguna ocasión afuera de su habitación.
Tal vez Jaime lo pudo haber escuchado por primera vez en televisión, aquellas voces del juego y del ambiente alrededor producido por la multitud le comenzó a ser familiar. Y después llegó a ver al lanzador en contra de todo aquel escenario verde.
El serpentinero estaba en el lado corto, una pequeña ronda y a la par de las nubes antes de preparar su lanzamiento. Era un pelotero zurdo, como el pequeño Jaime. Era mexicano, como Jaime.
El padre de Jaime se sentaba frente al televisor y como en cada ocasión que lo hacía dijo la misma palabra: “Fernando”, relata Tim Brown en una nota publicada en el portal de la sección de deportes de Yahoo.
Ellos prefirieron permanecer sentados juntos, Jaime y su padre, mientras observaban el monitor. Jaime sería rebasado por su propio pensamiento, cada vez, a veces incluso llegó a sentir la valentía para decirlo en voz alta.
“Eso va a pasar conmigo un día”, aseguró Jaime.
La Fernandomanía había ido y venido por muchos lados, pero no a la frontera de Estados Unidos con Reynosa, no a esa habitación, no a los corazones de Jaime García papá y su pequeño hijo, donde se respiraba.
“Eso voy a ser yo”, dijo entonces el niño.
El pasado martes en el Dodger Stadium, 17 años después, García recordó aquel pasaje de la infancia, cómo su padre era un admirador de Fernando Valenzuela y cómo hicieron suya aquella historia, y cómo vio por primera vez en persona al Toro de Etchohuaquila, en el invierno de 2005. Jaime tenía 18 años, lanzaba para Hermosillo y se encontraba una tarde en el Estadio Héctor Espino. Valenzuela lanzaba su última temporada a la edad de 45 años para Mexicali y lo hizo remontar en el pasado. La voz de su padre retumbó entonces en su cabeza. “Fernando”, se escuchó.
No tuvo el suficiente coraje para perseguirlo. Estaba muy joven, no había hecho nada, después de todo, fue el gran Fernando.
García recuerda aquel episodio, que tan cursi habría sonado. Ahora es un hombre de 23 años que comparte el clubhouse con figuras como Chris Carpenter y Albert Pujols.
Jaime García se reunió con Fernando Valenzuela, posaron para la foto del recuerdo, hablaron amistosamente, después García inclinó la cabeza, metió las manos en los bolsillos y se alejó. Valenzuela se quedó sonriente.
Al preguntarle a García cómo le fue con Valenzuela, se encogió de hombros y señaló: “no sabía qué decir”.
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