México, D.F. / Nov. 8
Todavía resuena el eco de la heróica hazaña de Jay Cutler el pasado jueves por la noche, al encabezar un regreso digno de aquellos quarterbacks que en algún momento de su carrera enfilaron o se enfilan hacia el recinto de Canton.
No sólo fue que el egresado de la Universidad de Vanderbilt se haya quedado a 107 yardas de empatar la marca de todos los tiempos de más yardas en un juego, en poder de Norm Van Brocklin en 1951 con sus 554 yardas, sino la forma en la que se fraguó la remontada.
Jay Cutler es tan importante para Denver que no se puede dar el lujo de lastimarse y los Broncos no pueden permitirse perderlo. Esa actuación de 447 yardas por aire con tres pases de touchdown, evidencia lo imprescindible que resulta el jugador con el número 6 en su jersey.
Mike Shanahan de alguna manera lo vio venir. En el draft de 2006, movió cielo, mar y tierra para poder reclutarlo. En esa ocasión los Broncos tenían la selección 15, pero con algunos artilugios, Jay aterrizó en Denver.
Empero, pareciera que una maldición cayó sobre los corredores de los Broncos.
En el caso de Michael Pittman y Andre Hall, ambos han quedado descartados para regresar a jugar esta temporada, mientras que Selvin Young, viene regresando de una lesión y no está del todo recuperado.
Así que Shanahan no tuvo más remedio que echar mano de los novatos Ryan Torain y Peyton Hillis, quien juega como fullback. además del brazo de Cutler y su cuadrilla de receptores.
Brandon Marshall, Eddie Royal, Tony Scheffler y Daniel Graham fueron elementos esenciales para que Cutler se apuntara su primer partido de 400 o más yardas de su carrera y por supuesto, para que le extrajeran del bolsillo un triunfo a los atribulados Cafés.
Algo ha quedado todavía más claro después de lo que sucedió el jueves: si los Broncos piensan ganar los siguientes juegos, apoderarse de su división y llegar lejos en los playoffs, será colgados del brazo de Cutler.
En mayo de este año, se reveló que el quarteback de tercer año tuvo una considerable baja de juego en la parte final de la temporada pasada, a pesar de haber superado las 3 mil yardas por pase, debido a que se le diagnosticó diabetes Tipo 1.
Ni él mismo lo sabía. Nadie en realidad sospechaba a qué se debió el desplome de su nivel de juego en 2007 y que como consecuencia trajo que Denver tampoco alcanzara la postemporada.
Ahora, Cutler ha aprendido a vivir con su enfermedad. Diario tiene que inyectarse insulina para poder controlar la diabetes.
Se nota sobre el campo a un quarterback que ha recobrado su confianza y que ya conoce los motivos que originaron que su rendimiento disminuyera.
Quizás los Broncos tengan que aprender un poco de Cutler. Al menos esta temporada que parece difícil tome otro rumbo.
Con una de las peores defensivas de toda la liga y utilizando los vestigios de su gente disponible en el backfield, Denver tal vez tenga que aprender a vivir con ese par de enfermedades.
Probablemente su “insulina” sea reforzar y respaldar el ataque aéreo, donde Denver ha probado ser de lo mejor en la NFL y de ahí, partir hacia cualquier punto u objetivo trazado.
Algo que ayuda mucho a los Broncos es que San Diego, Oakland y Kansas City lo están pasando mucho peor que Denver.
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