FOTOS: TWITTER
Ciudad de México.-
La historia de la gimnasia no se puede contar sin el nombre de Simone Biles que extendió su legado de preseas, gracias a su participación en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Un océano separa a su natal Columbus de Francia, pero nada separa a la atleta de la gloria y en esta ocasión se colgó el oro en la final all around, quedó claro que esos problemas mentales que la invadieron en Tokio 2020 quedaron “brincados” para caer de nuevo en la cima.
“Demos la bienvenida a Simone Biles” dijo el sonido local y la estadounidense como una auténtica reina levantó sus dos brazos y mandó besos -literal- a todo el mundo que la estaba viendo, su rostro era de felicidad y su sonrisa de satisfacción porque sabe lo que genera en la justa veraniega.
Su andar en esta prueba de París 2024 comenzó en el salto de caballo, su carrera rumbo al aparato paralizó a asistentes, entrenadores y competidoras, porque nadie quiere perderse del talento de la estadounidense que al caer recibió una calificación de 15.766.
La rotación la pasó a las barras asimétricas, donde brilló más su atuendo morado que los movimientos hechos, los jueces la evaluaron con 13.733 siendo el tercer peor puntaje de su grupo y la brasileña Rebeca Andrade tomó la punta del evento -momentáneamente-, Biles sabía que su rival por la presea de oro era la brasileira.
En la viga con equilibrio la estadounidense pasó con una espectacular rutina que encendió el ambiente de la Bercy Arena, con giros que hace ver tan sencillos por su talento, realizó su salto de salida para de nuevo mandar besos y saludos -a la distancia-, la sonrisa de felicidad por su puntuación de 14.566 se le borró cuando vio a Andrade realizar movimientos tan perfectos en el aparato, aunque los jueces la calificaron con 14.133, el liderato de la prueba le regresó a Simone.