México, D.F.-
Sentimientos encontrados y emociones por doquier rodearon al Abierto Mexicano de Tenis en su vigésima edición. El pletórico puerto de Acapulco fue el escenario de uno de los torneos más atractivos para la afición a este deporte en nuestro país, que no pudo tener mejor cierre en lo que significó la despedida al césped de arcilla, ya que a partir de 2014 contará con canchas duras con la finalidad de atraer más estrellas.
El último ciclo del certamen, tal y como lo habíamos disfrutado hasta ahora, inició con una respuesta fantástica del público mexicano, que siempre estuvo ansioso por ver sobre la pista al favorito Rafael Nadal, quien no sembró ninguna duda sobre su potencial y dejó claro que la lesión en su rodilla está más que olvidada.
Fue una semana que engalanó a uno de los destinos turísticos que en los últimos años había perdido color, pero que logró dar su mejor cara para recibir a algunos de los tenistas más importantes de la ATP y de la WTA.
Esta vez no hubo sorpresas; ni siquiera alguna en cuanto a la participación de mexicanos se refiere, pues la eliminación de Daniel Garza, César Ramírez, Miguel Ángel Reyes y Ximena Hermoso, además de la dupla conformada por Marcela Zacarías y Victoria Rodríguez, dejó a nuestro país con las manos vacías.
A pesar de ello la fiesta continuó, ya que todas las esperanzas se centraron en Nadal y su exquisita exhibición con la raqueta, un español a quien la gente adoptó y ovacionó en cada saque como si fuera un mexicano más. Uno a uno fueron cayendo los rivales y así los primeros campeones aparecieron.
La dupla integrada por el polaco Lukasz Kubot y el español David Marrero se proclamaron campeones al vencer a los italianos Fabio Fognini y Simone Bolelli. En la rama femenil las españolas Lourdes Domínguez y Arantxa Parra Santonja se convirtieron en las reinas de dobles imponiéndose a las colombianas Catalina Castaño y Mariana Duque-Marino.
Y vinieron las esperadas finales de singles en donde Sara Errani obtuvo el bicampeonato al vencer a la española Carla Suárez Navarro, refrendando su título en un partido que tuvo una duración de hora y media.
La cereza del pastel la puso Nadal con una estupenda exhibición que lo llevó a ganar por segunda ocasión en su carrera el AMT al vencer de manera categórica en dos sets a David Ferrer. Fuegos pirotécnicos entre aplausos que parecían no tener fin para el de Mallorca cerraron con broche de oro una noche mágica que no se repetirá, sino hasta dentro de un año.
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