Pocas personas pueden presumir de ser una leyenda olímpica en México: Raúl González Rodríguez es una de ellas.
Ganador de dos medallas en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, el originario de China, Nuevo León entendió que hay vida más allá de las competencias, y por ello se preparó para sobresalir.
Este esfuerzo lo llevó a ser el máximo dirigente del deporte en México, defensor de las causas de los atletas mexicanos, comentarista de televisión y, más recientemente, entrenador de nuevos talentos.
En entrevista con Hora Cero, recordó un poco lo que ha sido su carrera, con sus altos y bajos, lo que le falta por hacer y hasta se dio tiempo para analizar la pasada participación de México en las Olimpiadas de Tokio 2020.
— Acaban de terminar los Juegos Olímpicos y Paralímpicos ¿cuál es tu balance?
Yo creo que fue una actuación regular, no la calificaría en los extremos, ni de excelente ni de catastrófica, simple y sencillamente fue una actuación regular.
¿Por qué regular? Yo creo que hubo una participación como siempre sucede, se generan muchas expectativas y luego no se alcanzan porque el día de la competencia y la participación te ubica en una realidad y nuestra realidad es esa, ha sido esa durante los últimos Juegos Olímpicos, no hemos avanzado como quisiéramos.
Hay un vaivén, a veces como que levantamos la pierna, la extendemos como para dar un paso firme y antes de aterrizarlo damos dos pasos para atrás, así nos encontramos siempre y se debe a muchos factores, pero que cada vez que inicia un nuevo ciclo Olímpico calificamos de manera muy negativa al que concluyó y revisamos tratando de que el siguiente sea mejor pero al final de cuentas caemos en lo mismo.
Voy a utilizar una palabra no vulgar pero que se usa mucho: nos calentamos al cuarto para las doce y eso no es posible.
— O sea ¿no es de tirar la toalla?
Avientas la toalla cuando pierdes, cuando eres un perdedor, los ganadores nunca se rinden, puedes tener en el camino muchos resultados adversos de los que tienes que aprender; le llamo resultados adversos porque no son fracasos, fracaso es cuando avientas la toalla porque tuviste un mal resultado y entonces te quedaste con ese mal sabor de boca, con el no haber salido de esa situación, no haber tenido la valentía, la determinación, el coraje para superar los resultados adversos.
— Las autoridades deportivas dijeron que México iba a ganar 10 medallas…
Porque te basas en estadísticas.
— ¿Y es correcto o no?
Si es correcto. Te basas en estadísticas, haces proyecciones y esas las hace el dirigente porque además está obligado a hacerlas, sin embargo, la realidad a veces no es congruente con lo que proyectaste y bueno, así son las cosas.
Por eso digo que fue una actuación regular acorde con el nivel que ostentamos.
— ¿Por qué la prensa mexicana se les va muy duro a los dirigentes?
Porque somos muy emotivos, somos menos razonables y nos vamos con la emoción, con el sentimiento y nos vamos a los extremos.
Nos vamos con expresiones como: ‘bronce que sabe a oro’, que no es para nada oro y que está más cerca del cuarto lugar que del primero, pero somos así de extremosos, o sea nos vamos con la emoción y cuando alguien tiene un resultado -por ejemplo-, onceavo lugar o quinceavo lugar mundial, entonces decimos que fue un fracaso, cuando no son fracasos, son resultados por abajo de las expectativas que son parte de un proceso y hay que seguir adelante.
— Los cuartos lugares de México en Tokio ¿son buenos?
Por supuesto que sí, son muy buenos, o sea yo creo que todo atleta que llega a una final merece el más alto reconocimiento.
Un atleta ganador no se conforma con un sexto lugar, es más, no te debes de conformar ni con una medalla de plata o de bronce, lo que verdaderamente trasciende en la historia del deporte mundial es la medalla de oro.
Hablamos de medallistas, pero los de oro son historias olímpicas que hacen historia, las demás son solamente historias, pero no hacen eco, sin embargo, no se les quita el valor y eso es lo que nosotros queremos, queremos más, queremos arribar a niveles más altos porque es importante, un triunfador en el deporte penetra muy hondo en las nuevas generaciones, por esa lección de éxito, esa lección de que sí se puede, por ese emblema como factor de emulación para las nuevas generaciones.
— Tu renunciaste después de las Olimpiadas de Barcelona ¿por qué lo hiciste?
En ese momento las condiciones eran muy adversas.
Quiero hacer un paréntesis: tuve la oportunidad histórica de encabezar un proyecto que le dio luz y vida a la Comisión Nacional del Deporte, yo fui su presidente fundador y durante seis años nos dedicamos a crear las bases de lo que ahora es un sistema nacional del deporte.
A mí me tocó eso y también me tocaron los Juegos Olímpicos de Barcelona, teníamos proyecciones que nos indicaban que podíamos conseguir un buen número de medallas, sin embargo, aquellos en donde teníamos -estadísticamente y por su trayectoria- posibilidades de ganar alguna medalla, pues no se ganaron por mil razones que suceden.
Nosotros en Moscú éramos grandes favoritos, yo era tan favorito como lo fui para Los Ángeles y no ganamos nada.
Es bueno aprender de eso y gracias a eso yo le pude dar vuelta y obtener el resultado que obtuve en Los Ángeles, pero otros se retiraron, dijeron ‘hasta aquí’, yo decidí continuar porque no estaba dispuesto a rendirme.
A mí no me conformó la de plata, lo digo sinceramente, quería ganar las dos de oro, para eso me preparé.
Hice todo este paréntesis porque me hiciste la pregunta de por qué renuncié. Cuando regresamos de Barcelona donde nada más se ganó una medalla de plata, había un ambiente muy adverso contra la delegación, pero especialmente contra mí como dirigente del deporte nacional.
Entonces eso fue subiendo de calor, al grado de que tan pronto regresamos yo le pedí permiso al presidente de la República para presentarle mi renuncia si eso resolvía la situación, una situación que se estaba convirtiendo demasiado difícil políticamente, y lo hice ahí mismo, en Los Pinos, enfrenté una conferencia de prensa para explicar, no justificar.
Después de esa conferencia de prensa como que las cosas se empezaron a tranquilizar, había que dar la cara y eso es lo que yo creo que uno debería de hacer, porque si eres el responsable del deporte nacional tienes que dar la cara y explicar, pero no con declaraciones de banqueta, tiene que ser una explicación bien soportada, porque esa tiene que ser la respuesta a las expectativas no alcanzadas de la gente que siempre queremos mejores resultados y queremos ganadores.
— ¿Por qué no ha surgido otro Raúl González en México después del 84?
Creo que no está tan fácil, yo trabajé muchísimo en diferentes planos, no solamente en el plano técnico-deportivo, sino también en el plano psicológico-emocional, en el plano espiritual, tengo que decirlo, uno tiene que integrarse con esos tres planos para tener una solidez más fuerte que el hormigón.
Sinceramente eso cuesta años, pero tienes que tener convicciones muy profundas, por ejemplo convencerte de que eres capaz; puedes convencer a todo el país pero el más difícil de convencer es uno mismo, tienes que convencerte de que tu eres el que está hecho para esto.
Hay que tener una determinación inquebrantable, así te hayan aplastado como cucaracha te tienes que levantar pues así se siente uno cuando los resultados son tan adversos, te tienes que levantar y recuperar más energía que la que tenías al principio, hay que trabajar más, más convencido, más seguro, es importantísimo y todo eso está en función de una gran voluntad de ganar, no de a ver qué sale, el a ver qué sale que no existe porque lo más seguro es que no salga nada.
— Ayuda mucho que vienes de una familia sencilla, numerosa, de China, Nuevo León, de meterte en la cabeza que quieres ser alguien…
Vengo de una familia como las que tienen 60 millones de mexicanos, el 50 por ciento de este país o mucho más, pero sí, una familia que nacimos en un rancho, emigramos a las piscas a Río Bravo, Tamaulipas cuando había el boom del algodón, que no es cosa sencilla.
Después a bolear, a vender periódicos y tacos, terminar la prepa, enamorarte del deporte desde la secundaria, porque es algo que te hace sentir desde niño, te da una fortaleza interior porque empiezas a lograr cosas por ti mismo, te fortalece, te da seguridad, te da confianza y te dan más ganas de salir adelante.
Así me pasó con el deporte que no solamente tiene un enorme impacto y trascendencia en el propio ser humano, sino también en la sociedad, en una nación ¿por qué queremos medallas de oro?, ¿por qué queremos ganadores?, porque elevan el espíritu y el orgullo nacional, elevan nuestra autoestima.
— ¿Por qué la marcha?
Yo me inicié corriendo a los 13 años de edad, cuando ya no pude incorporarme a un equipo de liga pequeña de beisbol, porque mi pasión siempre fue el beisbol, quería jugar beisbol, pero por las circunstancias, la condición socioeconómica que vivíamos no me fue posible.
En la secundaria yo empecé a correr y tuve un profesor que me impulsó mucho a participar en todas las competencias que me enteraba, corría solo, o sea no tenía entrenador más que este profesor que me impulsaba, pero me levantaba a las seis de la mañana a correr solo, media hora, 40 minutos y luego que iba a la escuela.
Ganar una competencia me daba una enorme satisfacción, me daba confianza en mí mismo, me motivaba para salir adelante.
Cuando terminé la preparatoria, después de correr, de hacer muchas cosas, entre ellas dos años de boxeador amateur, jugaba voleibol, basquetbol, futbol, pero al final de cuentas ingresé a la Universidad Autónoma de Nuevo León, a la Facultad de Físico Matemáticas, gracias a un evento deportivo que califiqué para quedarme dentro de la selección y del equipo representativo de la Universidad, así me gané la beca para entrar a Físico Matemáticas.
La Universidad siempre me dio la oportunidad de recibir todos los beneficios a cambio de representarlos, hasta que llegó una oportunidad en el año de 1970, después de ganar el Campeonato Nacional de Marcha.
Me inicié en la marcha gracias al profesor Daniel Garza Moreno, él fue el que me orientó hacia la marcha de manera accidental, gané un interior de la Universidad representando a la facultad y me dijo: ‘Usted tiene cualidades para la marcha, dedíquese a la marcha’.
Mi obsesión era ir a los Juegos Olímpicos, pero obviamente no era tan sencillo, finalmente yo venía de juvenil pero logré calificar en el lugar 50 sin haber nunca entrenado una distancia.
Fue más la determinación, a veces haces más de lo que esperas hacer con la preparación que tienes, yo no tenía preparación para 50 kilómetros pero quería ir a los Juegos Olímpicos y califiqué, así inició un proceso donde participé en cuatro Juegos Olímpicos, campeonatos mundiales, Juegos Panamericanos, gané cuatro medallas panamericanas, gané tres campeonatos mundiales, hice once marcas mundiales, mi récord mundial de 50 kilómetros duró 25 años, es un récord que nunca en la historia deportiva de México haya alguien que haya hecho un récord mundial que dure 25 años.
Nunca fui descalificado en mi vida, ni siquiera amonestado en 20 años de competencia.
— ¿Quién te enseño a caminar tan limpiamente?
Por un lado el profesor Jerzy Hausleber, fue mi entrenador 10 años, después del 81 al 84 yo fui mi entrenador pero le aprendí mucho, me sirvió mucho entender la mecánica del movimiento de la marcha ¿por qué?, yo estudiaba físico matemático, todo eso lo apliqué en la marcha, en mi mismo, de hecho tengo un trabajo de biomecánica de la marcha que pienso publicar próximamente.
— ¿Y cómo iniciaste en el servicio público?
Me inicié en la administración pública como una oportunidad que me dio don Alfonso Martínez Domínguez después de los Juegos Olímpicos del 84, cosa que yo no tenía planeado así, me dio la oportunidad de haber sido director del deporte en Nuevo León, después hice el proyecto para la creación Comisión Nacional del Deporte, estuve seis años al frente de la Comisión Nacional del Deporte, fui el primer presidente, ahora se llama director nacional.
Fundé la Asociación de Medallistas Olímpicos, fundé la Organización Deportiva Iberoamericana por indicaciones del presidente de la República.
Inicié un evento que fue extraordinario y que hizo época: la ruta ciclista. Raúl Alcalá y Miguel Arroyo eran los mejores ciclistas mexicanos, pero hubo protagonistas muy grandes, inclusive ganadores del Tour de Francia que participaron en ese evento donde había multitudes y era muy difícil de organizar, pero logramos colocarlo como el tercer evento del ciclismo mundial después del Tour de Francia y el Giro de Italia y antes de que creciera tanto la Vuelta España.
Logramos pasar la primera Ley de Cultura Física y Deporte que en ese entonces se llamó de Estímulo y Fomento al Deporte, logramos consolidar los institutos estatales, promover su creación y consolidarlos porque no puedes hablar de un sistema nacional si no tienes programa, si no tienes los brazos extensores que aterricen los programas.
Hicimos muchas cosas como el Sistema de Becas y Reconocimientos por donde se da el Premio Nacional del Deporte, las recompensas a determinados logros que se obtienen por destacadas actuaciones dentro del Sistema Nacional del Deporte, le dimos un gran impulso al deporte universitario a través del Consejo Nacional del Deporte Universitario que siento que es uno de los renglones que hemos estado muy bajo.
La base del desarrollo del deporte nacional debe ser el deporte del sistema educativo, pero tenemos un rezago impresionante no solo en la educación básica, que es donde más tenemos el rezago, sino en el deporte de educación media-superior y superior que debe de ser la columna vertebral.
Yo creo que hemos perdido el rumbo, el alto rendimiento no es más que el 10 por ciento de lo que debe ser un programa nacional del deporte, se perdió un plan porque el organismo rector de todo el desarrollo de la infraestructura nacional es la Conade, por ley, pero como que perdimos eso, entonces no hay ningún plan, no hay inversión planificada en infraestructura deportiva nacional, en convenios con los estados, con los municipios…
— Tu lo viviste ahora, tuviste un marchista de 20 kilómetros…
En los últimos 10 meses dije: ‘bueno, voy a dedicarme a preparar muchachos que andan sueltos a ver si logran algo en Tokio’ y bueno, mejoraron muchísimo, tanto que calificaron como para ir a los Juegos, pero bueno, deben continuar, estoy dispuesto a seguirlos motivando y apoyando porque deben continuar, porque una carrera y un logro no se hace en un día, pero también eso lo tiene que entender la dirigencia, en todos los niveles, y finalmente pareciera que los otros proyectos fundamentales no existen.
Tengo una participación de doce Juegos Olímpicos en cuatro facetas: como atleta, como dirigente, como entrenador y como comentarista.
Como comentarista ves desde otra perspectiva nuestra realidad y nuestro deporte, he tenido esa fortuna de estar en cuatro esquinas diferentes para ver el desarrollo del juego de una manera distinta.
— ¿Cómo surgió la idea de tu libro?
Esta idea surgió cuando promovimos la creación de la Asociación de Medallistas Olímpicos, porque para qué promueves la integración en el marco de una asociación civil a todos los que han ganado una medalla Olímpica, precisamente para que no se queden en eso, para que no se queden en el evento que pasó hace años, entonces la asociación debe de tener un objetivo, independientemente de transmitir experiencias, conocimiento a la comunidad deportiva o la sociedad en general, teníamos tres objetivos muy importantes.
Primero: rescatar la historia de cada uno de manera escrita, en un documento. Así nació la primera edición que era desde 1932 -que fue la primera medalla con don Paquito Cabañas en boxeo-, hasta los Juegos Olímpicos del 92, todo eso era el compendio de la primera edición y son historias de vida, se concretó.
Dos administraciones después se hizo esta segunda edición que concluye hasta el 2006, del 2006 a la fecha no se ha hecho la tercera edición y es importante hacerla.
El segundo objetivo era integrar un fondo con participación privada y pública del cual pudieran desprenderse las pensiones o apoyos económicos como reconocimientos a los que habían ganado una medalla Olímpica, así nació ese fondo que nos permite tener una pensión.
Ha tenido muchos vaivenes por razones de caprichos del dirigente en turno, a veces nos han pasado a nómina, a veces nos meten en un fondo, cuando realmente no es que ande uno limosneando, se estableció de manera institucional, no por caprichos y todo aquel que gane una medalla tiene derecho a estar ahí.
Creo que falta algo que es sumamente importante que es la historia de los que han ganado medallas en el deporte Paralímpico, aunque si gozan de ese beneficio de la pensión porque los incluimos en eso, no se ha hecho un documento histórico como este.
El tercer objetivo que era fundamental era que los que entregaron su vida dentro del deporte deberían de seguir y no ser desplazados por gente ajena al deporte que a veces son nombrados por dedazo.
Por su trayectoria estas personas podrían ser útiles al sistema nacional como entrenadores, dirigentes o si se graduaron en alguna profesión pueden servir como médicos, en alguna actividad dentro del sistema, porque tienen un punto a su favor, haberlo vivido.
Por eso siempre estuve convencido y lo sigo estando que deben de estar dentro del sistema nacional, no necesitas gente ajena.
Ahora, no porque hayas ganado una medalla y tengas un nombre quiere decir que ya eres el indicado para estar al frente del deporte, no… eso requiere preparación.
Para ser dirigente se tiene que tener preparación, también se tiene que tener talento, conocimiento, capacidad de gestión y sobre todo liderazgo, no todos los que ganan medallas tienen liderazgo, pero pueden ser buenos técnicos, pueden ser buenos en otra actividad pero si para ser dirigente del deporte se necesita liderazgo.
— Los Paralímpicos ¿merecen más reconocimiento y apoyo?
Lo que valoramos mucho es que pese a su adversidad física, sus ‘limitaciones’, tienen otras capacidades que se desarrollan más por tener alguna discapacidad, sin embargo, tienen su propio contexto que es diferente al contexto del deporte convencional, yo creo que ambos merecen reconocimiento, también es un enorme esfuerzo y merecen el mayor de los reconocimientos.
Cuando tuve la fortuna de iniciar en la Comisión Nacional del Deporte, el deporte Paralímpico fue un renglón que me interesaba y me preocupaba mucho, formé la primera organización nacional del deporte adaptado para todas estas personas.
Empezamos a hacerlo con el DIF Nacional y empezamos a organizar lo que sería una federación.
El presidente Salinas fue el primero que le dio un espacio y recibió a deportistas paralímpicos en Los Pinos, les dedicó más de una hora para convivir con ellos cuando se integró la primera representación nacional y de ahí para adelante impulsamos todo esto hasta incorporarlos al sistema de becas y organizar a nivel nacional todo lo que ahora está conformado que hay un comité Paralímpico.
— México ¿qué espera en París?
Esperemos que podamos trabajar desde ahora, es lo que se necesita, darle continuidad, ponernos a trabajar desde ya, pero eso requiere de planeación y un gran compromiso de los deportistas, de todos, de autoridades, de dirigentes, entrenadores, deportistas, de todos.