Reynosa, Tam.-
La tragedia volvió a teñir de rojo a Reynosa. Ayer, cerca del mediodía, la posible acumulación de gas en un restaurante provocó un estallido de magnitud mayúscula en la plaza comercial Colinas que derrumbó por completo la edificación, dejando como saldo preliminar: cuatro personas muertas y 16 heridos hasta el cierre de esta edición.
Las alertas de las corporaciones de rescate y de seguridad se activaron a las 12:42 horas, mientras que el caos comenzó a apoderarse de la zona: decenas de vecinos salieron espantados de sus casas; los cristales y paredes de los negocios y casas aledañas fueron destrozados por la onda expansiva, y al sitio comenzaron a arribar cientos de elementos de la Marina, Sedena, Policía Federal, PGR, Cruz Roja, Bomberos y demás.
La tragedia estaba a la vista de todos, un edificio de tres pisos de altura y que albergaba 12 locales fue resumido a escombros de donde brotaban las historias de supervivencia y muerte.
En el lugar lo que predominaba era la incertidumbre; poco a poco sobrevivientes comenzaron a salir por su propio pie. Los más afortunados sólo tenían golpes en el rostro o lesiones mínimas en su cuerpo y fueron apoyados por grupos de socorristas. Los que no corrieron con tanta suerte eran sacados inconscientes y ensangrentados para ser trasladados directamente al hospital del IMSS y otras clínicas privadas.
Cruz Roja contabilizó 15 personas lesionadas que fueron llevados al nosocomios de la ciudad, varios en estado de salud grave, entre ellos un bebé dos meses de nacido que sería llevado a un hospital de Galveston, Texas, por las graves quemaduras que sufrió.
El llanto y los gritos de desesperación también llegaron por parte de familiares de ciudadanos que pedían a las autoridades información sobre personas que se encontraban en el edificio al momento de la explosión.
“¡Ahí está su carro, ahí está su carro, debe de estar ahí!”, gritaba desesperada una joven quien buscaba desesperada a su ser querido, mientras que las autoridades oficiales vertían a cuentagotas información sobre los lesionados.
El desfile de sangre se adueñó del lugar. Hombres y mujeres fueron sacados en estado crítico de los escombros a la par de que tractocamiones, grúas y camiones de volteo que apoyaban la remoción de escombros en busca de supervivientes.
Las tareas de rescate fueron apoyadas, incluso por perros sabuesos, que se daban a la tarea de olfatear personas vivas entre las decenas de toneladas que sepultaron a trabajadores, clientes y visitantes de la plaza comercial.
El tráfico en la zona fue detenido por completo, y elementos de tránsito y Policía Federal resguardaron el área en al menos 400 metros a la redonda para evitar que ciudadanos entorpecieran las acciones de rescate, mismas que también eran apoyadas por helicópteros de la Marina y PF.
Aún así, curiosos lograron inmiscuirse en el área; algunos observando con morbo y otros para ofrecerse como socorristas.
“Ni siquiera podemos entrar a nuestras casas. No nos dicen nada, sólo que no podemos entrar a nuestra casa”, mencionó un vecino de la colonia, del cual el miedo se apoderó al escuchar el estallido.
Dentro de la tragedia, historias de heroísmo también se lograron escribir. Luego de más de dos horas tratando de rescatar a una persona que se encontraba bajo los escombros, los equipos de auxilio finalmente pudieron salvarle la vida a Alejandro Soto Martínez, de 59 años.
El rostro de bendición del sobreviviente no pudo ser ocultado, mientras una camilla lo trasladaba empolvado hacia una ambulancia y los vecinos aplaudían la hazaña de los rescatistas.
Esa tarea de rescate animó a los más de 300 elementos locales y federales que se encontraban trabajando en el área, y de pronto el silencio fue exigido en el área para optimizar las labores de auxilio.
El esfuerzo conjunto de las autoridades se concentró en rescatar a gente atrapada en los escombros.
Por la noche los cientos de elementos continuaron con los trabajos para seguir removiendo escombros en busca de indicios de vida.
LOS FALLECIDOS
Alan Alanís Barbosa, un joven de 25 años de edad
Ada Lizeth Silva Torres, empleada de uno de los negocios
Sigifredo Hernández Torres, doctor de 43 años y propietario de un consultorio dental que operaba en el ala comercial siniestrada por la explosión derivada por acumulamiento de gas.
En cuanto a los 16 lesionados, catorce están identificados y se encontraban en el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social. Ellos son:
• Seidy Hernández Hernández.
• José Guadalupe Tirado Rodríguez.
• Gloria Rodríguez Rivera.
• Antonio Robledo Escobar.
• Alberto Torres Rivera.
• Israel Martínez.
• Dilan Martínez, bebé de 6 meses de edad.
• Lucila Morales García.
• Cindy Caballero Paredes.
• Miercha Diepra Aguilar.
• Alberto Rodríguez Avendaño.
• Antonia Rodríguez Cruz.
• Mario Mendoza Torres.
• Alejandro Soto Martínez.
Los otros dos lesionados aún no habían sido identificados. Están bajo observación médica en el Hospital Las Flores.
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