Santos, Brasil.-
Ahí, en la lúgubre banca, José de Jesús Corona hizo a un lado el dolor profesional. Sí, también él aplaudió las atajadas de Guillermo Ochoa, ese hombre de ensortijada cabellera que le ganó la carrera por la titularidad en el marco tricolor.
El portero del Cruz Azul rechaza sentir celos por el chico que hoy acapara reflectores. Sabe que el héroe bien podría ser él, pero toma con calma la situación.
“Me da gusto que haya tenido estas actuaciones”, asegura. “Desde el momento que Miguel [Herrera] se decidió por él… Habíamos hablado antes que íbamos a tener el respaldo y estábamos plenamente seguros de que, estuviera quien fuera, iba a estar bien resguardado el arco”.
“Ha tenido dos buenas actuaciones, pero la verdad es que contra Brasil estuvo bastante bien, con tres o cuatro intervenciones que mantuvieron el cero y fueron importantísimas para nosotros”, agregó.
Tras el silbatazo final del árbitro turco Cüneyt Cakir, muchos futbolistas del Tricolor corrieron a abrazar al ex guardameta del América y del Ajaccio, quien evitó la caída ante el Scratch du Oro con un póquer de atajadas providenciales.
La añeja batalla deportiva entre Ochoa y Corona ha motivado especulaciones sobre un distanciamiento entre ambos, pero el medallista áureo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 revela que, tras llegar al camerino, estuvo “felicitándolo por las atajadas que hizo”.
“Estuvo bien por arriba y abajo… Manteniendo el cero, que es lo más importante”, señaló. “Miguel nos había hablado de que debemos mantener la solidez defensiva y [Guillermo] se comportó a la altura. Muy bien por las atajadas”.
Aunque cada una le alejó de la posibilidad de recuperar un puesto que lucía suyo hace un año.
Corona opta por hallar el lado optimista a la situación y ponderar la posición en la que se encuentran los dirigidos por El Piojo tras dos cotejos disputados en la XX Copa del Mundo.
Han librado el, en teoría, obstáculo más complicado. En buena parte, gracias al futbolista que lo tiene confinado al ostracismo del banquillo mundialista.
“Sabíamos de la peligrosidad del cuadro brasileño, pero siempre confiamos en nuestros compañeros y ahí está la respuesta de parte de todos ellos”, valora, porque —pese a su dolor— aplaude el nivel que muestra su eterno adversario deportivo.
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