Santos, Brasil.-
Lo que a Miguel “El Piojo” Herrera asombra es precisamente la sorpresa mundial por sus efusivas, pero típicas, celebraciones.
Pese a que está concentrado en el partido del domingo contra Holanda, el director técnico del Tricolor se da un tiempo para revisar su “smartphone”. Una vista a cualquier red social basta para hallar nuevos “memes” basados en esos festejos que le han dado la vuelta al orbe, “copyright” del apasionado hombre que —advierte— no terminarán.
“Lo he hecho siempre. De repente, en las redes sociales dicen que, de jugador, no festejaba igual, pero también bailaba y hacía… Me tocó la época de Toros Neza”, recuerda “El Piojo”, en charla con EL UNIVERSAL. “En Atlante, también hacíamos cualquier cosa. Siempre he festejado todos los goles”.
Sin importar lo que la gente piense.
La idea colectiva es que el entrenador debe ser quien transmita serenidad a su equipo, más el ex zaguero recuerda que también involucran sentimientos, por lo que —en su caso— resulta bastante complicado no desahogarse cuando los futbolistas que dirige estremecen las redes adversarias. Sobre todo si deben reponerse a pifias arbitrales, porque no olvida las decisiones que perjudicaron a los verdes en los choques con Camerún y Croacia.
“Es difícil contener, porque a veces se te complica (el panorama)”, subraya. “Veníamos de dos partidos amistosos en los que no hicimos gol. Haces dos (ante los Leones Indomables), te los anulan; metes el tercero, pero lo que hice fue voltear a ver al abanderado y, ya cuando vi que corrió (hacia el centro del campo), festejé como siempre.
“La verdad es que el partido con Brasil fue muy trabado… Y cuando empiezan a caer los goles te das cuenta de que con eso ya el equipo consigue el primer paso, y se ve sólido, vuelve a salir lo mismo que siempre he hecho en los festejos”.
Desde su perspectiva, hay dos factores que hacen virales las celebraciones que protagoniza: la relevancia del cargo que ostenta y los avances tecnológicos, esos que permiten tener cámaras que siguen a los entrenadores durante todo el encuentro.
Mas reitera que siempre ha sido ese hombre efusivo, incapaz de ocultar la enorme felicidad que le genera una anotación de su equipo.
“Ahora ya hay cámaras atrás de mí, checando cómo festejo, pero no voy a dejar de hacerlo, porque eso no es que uno lo piense, sino sale cuando estás con la tensión del juego, observando a los muchachos, acomodándolos, gritándoles cuando tienen que reaccionar, o cosas así, y si caen los goles en buenas jugadas o por lo que trabajaste, te da mucho gusto, alegría”, insiste. “Así como el jugador lo festeja, yo también en la banca lo hago efusivamente”.
Espera que sus peculiares imágenes aparezcan en los distintos medios de comunicación del planeta o redes sociales, porque eso significará que el Tricolor sigue con vida y con buenos resultados en Brasil 2014.
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