México, D.F.-
México ya conoce a su ‘demonio’. La ronda de octavos de final le es familiar, no falta a ella desde aquel terrible Mundial que también se desarrolló en tierras sudamericanas, específicamente en Argentina en 1978. De esa edición a la fecha, cada que el Tricolor acude a una Copa del Mundo, llega a esta fase.
Pero en muchas de ellas, ha habido decepción y amargura en la afición porque no se puede dar el siguiente paso.
Ya sea porque no se tuvo fe en la actuación mexicana y en que podrían terminar como primer lugar en fase de grupos y se sacó al representativo nacional del Azteca después de ganar esta ronda (1986), o porque ‘no se hicieron los cambios’ (1994), o bien, por hacer movimientos de más antes del partido (1998 y 2002), y no podía faltar ‘la fatalidad’ de un soberbio disparo (2006) o un error arbitral y de algún jugador (2010).
La cuestión es que a México ‘le duele’ jugar el cuarto partido en una Copa del Mundo. Y los que no aprenden de su historia, están condenados a repetirla.
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