México, D.F.-
El amarillo del Estadio Mineirão de Belo Horizonte se apagó. Alemania se impuso con un marcador 7-0 sobre el anfitrión en el semifinal de la Copa del Mundo Brasil 2014, un partido que duele en el alma a la afición amazónica.
Los siete goles teutones acabaron con la fiesta brasileña que disfrutó de seis partidos hasta esta semifinal que vio un cruel desenlace.
En las gradas, en los fan fest, en la playa de Copacabana, en todo Brasil, los brasileños no podían creer esta historia, esta maldición vivida en su casa.
Quizá sea la falta de dos de sus estrellas, Neymar y Thiago Silva, pero la selección brasileña cayó fuerte ante el futbol alemán.
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