Cd. del Vaticano.-
En espera del inicio del cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, los grupos de cardenales electores, al menos los que ya están en Roma, han comenzado a reunirse “informalmente” para delinear no sólo el perfil de quien podría ser el nuevo Papa sino las prioridades que éste tendrá que afrontar a partir del momento de su elección. Las congregaciones generales que oficializarán estos encuentros iniciarán después del 28 de febrero a las 20 horas, fecha en que entra en vigor la renuncia de Benedicto XVI.
Pero si bien todas estas reuniones serán secretas y no pocos expertos consideran que es poco serio hacer previsiones, el cardenal Jean-Louis Tauran, 69 años, quien además de ser mencionado como papable será uno de los hombres más influyentes en el próximo cónclave por ser el Protodiácono, esto es, la persona a quien corresponderá anunciar el nombre del nuevo Papa, sorpresivamente ha hecho una importante anticipación sobre esta delicada y anómala elección.
El nuevo Papa tendrá que ser “joven” y asimismo un hombre de “diálogo” y capaz de enseñar “el contenido de la fe y de preparar una reforma de la curia romana”, dijo recientemente, para después agregar que “los cristianos en el mundo de hoy deben responder a su fe conociendo los contenidos de la misma, porque no es posible transmitir sólo impresiones personales”, explicando de esta forma la importancia que tiene la fe en el universo cristiano.
Pero el nuevo Papa también deberá abrirse al diálogo con otras culturas y religiones. “Pienso en particular en el diálogo interreligioso y aquel con las otras iglesias cristianas”, siguió diciendo el purpurado francés para luego referirse, veladamente, a la manera como el nuevo Papa deberá enfrentar la actual crisis de la Iglesia de Roma.
El sucesor de Benedicto XVI, subrayó el jerarca, “deberá ser capaz de reformar la Curia a fin de que dentro de la misma haya una mayor coordinación”, porque la “Curia es una máquina compleja” y justamente por ello “es necesario que el nuevo Papa sea joven”.
¿Qué tan joven? Para el cardenal francés, la edad ideal del sucesor de Benedicto XVI podría ser entre 65 y un máximo de 70 años, “si está en buena forma física”, pero también deberá contar con la suficiente “experiencia y claridad en lo que se refiere a los contenidos de la fe”.
Detrás de esta juventud y de la reforma de la Curia romana mencionadas por Jean-Louis Tauran, están seguramente la corrupción y los enfrentamientos evidenciados por los documentos pontificios robados y hechos difundir por ex mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, sobre cuyo contenido, sin decirlo expresamente, el mismo papa Benedicto XVI habló recientemente.
Proviniendo de una fuente electoral directa, el perfil del nuevo Papa delineado por el cardenal Tauran ha adquirido tal importancia que el diario francés Le Nouvel Observateur tituló así uno de sus editoriales: “La iglesia de Francia espera un Papa que trascienda la divisiones”, resumiendo las importantes declaraciones del purpurado galo.
Los expertos se preguntan ¿de dónde podría provenir este Papa joven y experimentado? El dilema que ponen las características enunciadas por el cardenal Tauran ha hecho surgir dos preguntas: ¿Qué cardenal o cardenales podrían llenar ese perfil? Y, ¿de qué región del mundo podría proceder este nuevo y joven Papa?
Como ha sucedido en todos los anteriores cónclaves, las opiniones están divididas. Algunos se mueven a favor de los purpurados de la vieja Europa, mientras que otros ven con mayores posibilidades y simpatía a los nuevos y pujantes electores de los episcopados no europeos.
“Yo espero, pero aclaro que no es una previsión, que la elección del nuevo Pontífice pueda recaer sobre un cardenal no europeo, porque la Iglesia católica necesita sangre joven e ideas nuevas que en Europa es imposible encontrar”, comentó a este diario Luigi Accatoli, el conocido ex vaticanista del periódico Corriere della Sera, hoy jubilado, quien tiene una larga experiencia en materia de cónclaves.
Esta sería, dijo convencido, la mejor opción, aunque se negó a señalar a un posible candidato. “No sería serio”, dice.
Accatoli subrayó que, de volverse real esta opción, “la Iglesia de Europa podría dejar atrás sus lamentaciones y afrontar en una nueva forma sus problemas internos y externos”.
El historiador Vittorio Messori, uno de los laicos más escuchados por la Santa Sede, biógrafo de Juan Pablo II y también editorialista del Corriere della Sera, el diario de mayor circulación en Italia, también dijo que era poco serio hacer previsiones sobre el perfil y el posible origen del nuevo Papa. “Todas las veces que los llamados vaticanistas han hecho previsiones han sido desmentidos”, dijo y agregó: “Lo único que puedo decir, como católico practicante, es que espero que el espíritu santo ilumine a los electores que participarán a este cónclave”.
Independientemente de lo afirmado por estos dos expertos, lo cierto es que los medios de información de Italia y todo el mundo han comenzado a hacer sus previsiones sobre el futuro cónclave.
Casi todos consideran al no tan joven (72 años) cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán, como la carta fuerte de Italia —y de Europa— en este cónclave, aunque no descartan el posible surgimiento de una candidatura no europea, dada la madurez alcanzada por algunos cardenales de esas zonas del mundo y dado que es en esos países donde vive la mayoría de los católicos, un hecho, precisan, que seguramente tendrá que tomar en cuenta el Colegio Cardenalicio al momento de hacer las votaciones en la Capilla Sixtina.
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