Coatzacoalcos, Ver.-
La ola roja regresó. Lo hizo en estas costas. Las vallas no la contuvieron, en un instante las echó abajo. En unos segundos esa marea de leales se desbordó en las calles. Casi llegó a los pies de Enrique Peña Nieto.
Día 78 de campaña. El candidato recorrió Veracruz durante todo el día; al atardecer llegó a este puerto donde los petroleros, los más leales a Carlos Romero Deschamps, le ofrecieron su voto.
Mientras un avión ultraligero sobrevuela el malecón de Coatza, arrastra un enorme paño de tela con la marca Peña Nieto.
Hay trabajadores de Pemex, vienen de todo el estado, representan 12 secciones sindicales. Han colocado en una esquina, a la vista del candidato, dos mantas vinílicas con la leyenda:
“Los trabajadores de las secciones 9, 10, 11, 13, 16, 22, 23, 25, 26, 30, 31 y 51 ratifican el compromiso de lealtad y militancia con nuestro partido y sus postulados, apoyando con nuestro voto y el de nuestras familias al licenciado Enrique Peña Nieto, próximo Presidente de México”, las firma Romero Deschamps.
La gente se amontona fuera del cuadro programado para el evento e intenta llegar al frente con empujones. Por primera vez el rojo domina sobre el blanco que han usado los priístas en la campaña.
Aquí, ferrocarrileros con el logo del extinto Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional presumen su lealtad al mexiquense.
Rosalba Ventura carga a Estela en un brazo y a Lucero en el otro, son gemelas. “Va a ser Presidente, yo voy a votar por él, ojalá no falle”, dice mientras se recarga en la cajuela de un taxi al que le han puesto un enorme copete de plástico.
En un corral formado con vallas están los líderes petroleros. No se ve al líder máximo, afirman que sí llegó. En el sonido no lo mencionaron. Entre los sindicalistas destaca el líder ferrocarrilero Víctor Flores, trata de sonreír, no puede. Se le sale una cadena del pantalón.
Las veracruzanas le gritan al candidato: “Aquí están tus palomas, somos tan bellas como tu gaviota”. “Nuestros votos, nuestros besos para Enrique Peña Nieto”. Así presumían las mujeres petroleras de Nanchital.
Al atardecer llegó una manifestación de críticos del candidato. La mayoría priísta los abrumó, no eran más de 50.
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