Cannes, Francia / Mayo 20.-
Todos los ojos de la Alfombra Roja de la noche estaban puestos en Brad Pitt. La incógnita de si el actor llegaría o no del brazo de Angelina para desfilar juntos en es el estreno de la cinta “Inglorious Basterds”, desmintiendo los rumores de estos días la pareja hizo que todas las estrellas invitadas se convirtieran en sólo un preámbulo del esperado momento.
Vincent Pérez, Elsa Pataky, Robert Pattinson, Ang Lee y Sharon Stone caminaban hacia la sala de proyecciones cuando los gritos de los fans hicieron imposible no echar la vista atrás. Y es que sucedió lo esperado, Brad Pitt y Angelina volvieron a ponerse bajo los flashes de los fotógrafos y con su sola presencia, la ultra-famosa pareja calmó, por el momento, los rumores de ruptura definitiva.
Ella lucía radiante con un vestido de gran escote en la espalda color malva y a él se le veía feliz o por lo menos, lo parecía.
Desde que bajaron del coche lo hicieron de la mano, compartiendo sonrisas y autógrafos con los fans a quienes atendieron durante largos minutos y posaron ante los fotógrafos como siempre, como si nada hubiera pasado regalando la misma estampa glamorosa y romántica de años anteriores.
Inseparables en todo momento, mientras que Quentin Tarantino y su nueva musa, Mélanie Laurent bailaban a ritmo de Pulp Fiction frente a los fotógrafos regalando el momento más divertido del Festival.
Así, “Inglorious Basterds” no sólo trajo a la Costa Azul glamour y emoción sino la foto más esperada que recorrerá los tabloides del mundo y sobre la que se especulará durante días: ¿Es el retorno de Brangelina?
Por fin se presentó “Inglorious Basterds” en Cannes. Una de las cintas más esperadas de esta edición que fue odiada y amada por los privilegiados que a las 8:30 horas de la Costa Azul pudimos comprobar por primera vez y antes que los propios protagonistas de la película, lo que el cinéfilo hizo con un elenco espectacular encabezado por Brad Pitt.
“Inglorious Basterds” juega con el público, hace guiños a los críticos cinematográficos y utiliza una sala de cine de la época de la ocupación nazi en Francia como el escenario que pudo cambiar el rumbo de la humanidad. Es precisamente el Séptimo Arte el único capaz de poner en su sitio a Hitler y sus colegas (entre ellos no falta Joseph Goebbels), y realizar el sueño de todos los judíos: que una judía acabe de una vez por todas con Hitler y sus colegas. Así, en una crítica mordaz a la estupidez de la violencia, Tarantino satiriza, juega y manipula magistralmente la historia de la Segunda Guerra Mundial.
Pero, bajo la mirada de Quentin, los americanos tampoco se salvan, pues a través del Sargento Aldo (interpretado por Brad Pitt) y su “pandilla” de soldados matones y justicieros, el realizador pone el acento de la ridiculez de los mismos al verlos jugando a las guerritas, mofándose de los alemanes y tomando su misión en el conflicto como un divertimento más o una película del oeste.
En este cóctel de personajes y momentos no falta nada: Brad Pitt intentando pasar con italiano haciendo el ridículo, Diane Kruger convertida en femme fatal, Mélanie Laurent como la judía vengadora y un equipo de improvisados suicidas que pretende acabar con la 2ª Guerra Mundial gracias a su brillante plan. Mucha sangre, acción y situaciones caricaturescas que provocan carcajadas.
Tan apoteósico filme no podía haber traído hoy a Cannes a un Tarantino menos festivo que decidió ofrecer la rueda de prensa más concurrida y divertida del Festival. En la mesa lo rodearon casi todos sus protagonistas: Mélanie Laurent, Diane Kruger, Mike Myers, Daniel Brühl, Eli Roth, Brad Pitt, Christoph Waltz.
Risas, bromas, euforia y muchos besos a Tarantino por parte de los actores a los que el director no dejó de alabar con líneas como, “no sé qué hubiera sido de este filme si los padres de Daniel Brühl no se hubieran conocido nunca y engendrado a este chico” o, “estuve a punto de no hacer la cinta pues no encontraba al actor para interpretar al Coronel Hans Landa. Pero por suerte llegó Christoph Waltz y salvó la película”, etc.
“Sí, esto podría perfectamente interpretarse como una fantasía de la venganza judía. Puede ser así, la gente me pregunta constantemente si es una especie de cuento pero para mí es más bien un filme en el que me di el lujo de crear personajes que de haber existido hubieran cambiado el rumbo de la historia… ¿Qué hubiera pasado si estos bastardos realmente hubieran actuado así?”, dijo emocionado al primer periodista que intentó describir las dos horas en las que el cineasta se regocija ironizando el poder de Hitler y la figura rocambolesca de los soldados americanos.
Pitt también lucía divertido y especialmente afable con la prensa pese a todos los rumores que han rodeado su figura en los últimos días respecto a su ruptura con Angelina y la expectación de su solitaria llegada al Festival, “fue alucinante trabajar con Quentin, hablar diferentes lenguas y tener un set y un filme multicultural. Estoy muy emocionado por verlo terminado pues Quentin no nos dejó ver ¡nada! Hoy en la noche será la primera vez que conozcamos el resultado y estoy impaciente, sé que nos divertiremos”, comentó el actor que nuevamente se puso en manos de un director que lo hizo cambiar de registro y convertirlo en un “gran bastardo”, según palabras de Tarantino.
Acerca de su experiencia en Cannes, él director comentó emocionado y con histrionismo, “siempre escuchas frases como que no hay lugar como Cannes para los cineastas, Cannes es la meca del cine, el Olimpo de los directores, el edén de las películas, bla, bla, bla pero… ¡es cierto! Aquí el cine realmente importa, hay pasión por él, por lo que se hace con el celuloide, por la crítica, las largas discusiones acerca de uno u otro filme. Eso es fascinante. Además, yo no hago cine para los americanos, lo hago para todo el mundo”.
Y ese amor al celuloide queda manifiesto en esta hilarante película en la que el Séptimo Arte es una especie de ángel justiciero, “quise hacer una metáfora del poder del cine y de cómo sólo éste es capaz de acabar incluso con el Tercer Reich. Pero es que realmente lo creo, el cine es poderoso, es una arma capaz de llegar a todo el mundo, es alucinante”, afirmó su creador.
Para Brad, quién ha estado en repetidas ocasiones presentando proyectos en el Gran Teatro Lumiére, venir a Cannes con Tarantino es algo único, “es un placer estar a su lado y venir a la tierra sagrada del cine con él pues sólo tienen que verlo y escucharlo durante unos minutos para darse cuenta de lo mucho que le apasionan las películas. Es alguien que merece la pena tener cerca pues hace que todas la experiencias se conviertan en algo genial”. De cómo lo convenció para que se pusiera en la piel de un bastardo, también comentó, “Quentin vino a verme a casa con el guión, y después de estar toda la tarde charlando de cine, bebiendo y fumando, al día siguiente me desperté con la claridad de que este tipo de películas no llegan a las manos de un actor con frecuencia. Supe que tenía que hacerlo y estoy encantado”, aseguró.
Ya sólo queda por ver qué le parece a Hupert, la Presidenta del Jurado, esta nueva entrega de Tarantino, de quién por cierto se declaró fan el director, “me fascina y sé que tarde o temprano trabajaré con ella. Soy su principal admirador y aunque en esta ocasión quería contar con ella y por problema de agendas no se pudo, finalmente llegará el momento de hacer algo con Isabel, me fascina”, finalizó.
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