Ciudad de México
Spencer Tunik, el fotógrafo mejor conocido por retratar desnudos, volvió a México para realizar una nueva obra, luego de 15 años de su primer visita, en 2007, cuando capturó a más de 18 mil cuerpos en la plancha de Zócalo. Si bien, en esa época, su visita a nuestro país causó gran revuelo, en esta ocasión, el panorama se torna diferente. El artista estadounidense trabajó con un número mucho más modesto de personas y lo hizo de una forma más discreta, desde un estudio a puerta cerrada y en una locación inesperada.
Pareciera que fue ayer cuando conocimos la identidad de Spencer Tunik, un fotógrafo extranjero que convocaba a la población mexicana a desembarazarse de sus ropas y posar junto a una multitud desconocida, en las mismas condiciones, en el centro de la ciudad. Aunque la realidad es que ya han pasado 15 años desde aquel domingo, cuando miles de capitalinos se dieron cita a las 6:00 horas de un domingo para formar parte de una experiencia que no sólo quedaría documentada por la cámara.
Hace dos años, en 2020, “Mexico City One. Zócalo 2007” y “Mexico City Five. Zócalo 2007”, como se nombró a dos de las fotografías de Tunik, fueron subastadas por la casa Morton, valuadas en 18 mil y 26 mil pesos respectivamente.
La experta en fotografía, e integrante de la casa Morton, Marcela Mena señaló, hace dos años, que se trataba de “una pieza artística monumental que tuvo lugar en un espacio en blanco como el Zócalo, que se presta para la fusión de cualquier tema”.
Pero, en su más reciente intervención artística hay mucho que difiere al método con el que trabajó en la primera década del siglo. Si bien, cuando el artista convocó a esta nueva sesión, a través de su cuenta de Instagram, señaló que se trataba de un proyecto que busca propiciar nuevas experiencias, luego de dos años de restricciones estrictas por la pandemia, el fotógrafo no viajó a México, sino que llevó a cabo las fotografías, vía remota, desde su estudio en Nueva York.
Además, en las sesiones realizadas estos 2 y 3 de mayo, Tunik optó por un espacio cerrado al convocar a interesadas e interesados en una “locación secreta”. Más tarde nos enteraríamos que se trataba de un inmueble ubicado en las inmediaciones en la Secretaría de Gobernación. Las y los voluntarios salieron de un edificio con laptops en la mano, el único objeto que cubría sus cuerpos. Las tomas formarán parte del proyecto que vio la luz, a inicios de la pandemia, “Stay a part together”.