México, D.F. / Enero 14.-
“La infancia es una espada clavada en la garganta”, dice un parlamento de la obra “Incendios”. Y agrega: “Es muy difícil arrancarla”. En el caso de Diego Luna, esa infancia se llama Coyoacán. Es el barrio donde nació y donde durante su niñez y juventud, conoció el encanto de ir al cine y al teatro. Y no se lo ha podido arrancar porque ahora regresa a ese barrio para producir, precisamente, esta pieza en un teatro nuevo: el “Arena Coyoacán”.
“Incendios” es un texto del dramaturgo libanes Wajdi Mouawad, historia que sucede en medio de las guerra de Medio Oriente en donde los refugiados son amenazados, golpeados, ametrallados y finalmente incendiados.
Actuada con el talento de Karina Gidi —una de las mejores, más genuinas y congruentes actrices contemporáneas, y que en esta ocasión interpreta a una mujer en busca de su hijo—, el texto de Mouawad hizo emocionar hasta las lágrimas a Diego Luna.
“Incendios” lleva un año de funciones en diferentes teatros de la ciudad de México. A una de esas funciones fue que Luna acudió como público. Fue invitado por Gidi, actriz con quien actuó en “Festen” y a quien dirigió en la película “Abel”.
La sensación que Diego tuvo luego de la obra fue la misma que embarga a todo aquel que la ha visto: un “incendio” en su interior. En el caso del actor y director, ese incendio se tradujo en lágrimas y esas lágrimas en ganas de que más gente viera la obra.
“Sentí que era un regalo y quería compartirlo con más personas. Hablar de la guerra a través de una familia, es un discurso necesario para México en este momento en que impera la violencia”.
Hugo Arevillaga explica de manera más clara la pertinencia de la obra: “México está bajo fuego, sus habitantes estamos inmersos en una guerra que no queremos pero que hacemos, estamos tratando de no ser violentos pero siendo profundamente violentos. Incendios es un grito de dignidad, de rabia que se opone a la guerra que ejerce la violencia como respuesta a la violencia”.
Todo eso sintió Diego Luna aquella noche en que, luego de asistir a la función, salió a la calle para llorar. “Ni siquiera me quedé a felicitar a los actores, no quería exhibir mi llanto”, dice ahora que anuncia el reestreno en el “Arena Coyoacán” el 27 de enero.
Pero les mandó un mensaje para decirles que se había conmovido con la historia de esta mujer enamorada de un refugiado, que queda embarazada justo cuando el campamento de su amado es destruido, que pierde a su hijo, que luego lo busca por años, que es testigo de la muerte de un bebé refugiado que se “derrite” ante sus propios ojos.
“Incendios” terminó su temporada en octubre del año pasado. La compañía que lo monta, Tapioca Inn, comenzó a trabajar en su siguiente proyecto.
Año nuevo, teatro nuevo
Luna comenzó a buscar la manera de reponer “Incendios”. Encontró entonces, en la esquina de Viena y Centenario, casi en el centro de Coyoacán, un espacio que se remodelaba para construir un teatro.
“Me asombró mucho porque aquí era el cine a donde yo vine a ver películas que me marcaron en mi infancia”, dice Luna.
Contactó con los socios que trabajaban en la remodelación quienes le contaron que ese viejo cine se convertiría en el teatro “Arena Coyoacán”, espacio cultural con un teatro de formato isabelino (300 personas), un salón cabaret para conciertos (200 personas), un restaurante y una sala de usos múltiples (mil 100 personas).
Él les propuso inaugurar el teatro con la obra que lo había hecho llorar así como reflexionar. Luna no aclara si se asoció para la remodelación pero admite que influyó para que “Incendios” inaugurara el foro: “Es urgente que la gente la vea. Si uno vive en México, tiene que hacer algo ante la violencia. Esto es lo que yo hago: contribuir a que más gente la vea”.
“Incendios” además será llevada a mediados de este año al Festival Internacional de Teatro de Braril.
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