México, D.F.-
Puntual, a diferencia del primer show en el Auditorio Nacional de esta temporada; impecable, bronceado y, como acostumbra, sin decir más palabras que “¡Gracias!”, Luis Miguel continuó la noche de este jueves con su serie de conciertos.
Alejado del escándalo por haber cancelado su presentación en Mérida, el domingo pasado, y de los argumentos de un promotor acerca de que el artista no llegó al lugar porque “se estaba emborrachando”, el cantante apareció en el escenario para darle rienda suelta a su repertorio y presumir su voz.
“¿Quién será?”, “Suave”, “Amor, amor, amor” y “Que tú te vas” son algunas canciones que interpretó enfundado en un traje oscuro.
“Vamos arriba conmigo celebrando el Auditorio”, saludó a sus fans, algunas incluso de mano.
“Gracias, muchas gracias”, agregó, ante un Auditorio Nacional casi lleno.
Luis Miguel, quien se apoyaba leyendo en los monitores de los costados del escenario, puso a bailar en momentos al público con su clásica coreografía.
“Fría como el viento”, “La incondicional”, “Mucho corazón”, fueron parte del repertorio, al que luego se agregó el acompañamiento del mariachi con “Viajero”, “La bikina”, “Cielito lindo” y “Sabes una cosa” que le valieron la ovación de los asistentes.
Se despidió, tras hora 40 minutos, con “Separados”; desapareció del escenario y no volvió.
Al final su actuación dividió opiniones. “Fue una porquería, por mí que me devuelvan mi dinero. Ya no canta, hubiera preferido verlo gordito que cantando así. Lo peor fue que no salió y lo estuve esperando. Físicamente, pues viejo”, dijo Diana, de 30 años.
“Es el número uno”, dijo en contraste María Eugenia, de 80 años, “dicen en los periódicos que estaba gordo y mentira, yo lo admiro mucho y es el mejor, el Frank Sinatra de México”.
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