Cd. de México.-
Maryfer Centeno confesó que, durante su juventud, fingió que padecía bulimia para pertenecer en el grupo de compañeras que, en su secundaria y preparatoria, atravesaban trastornos alimenticios, pues en esa época estaba de moda la extrema delgadez en jóvenes de su edad, sin embargo, su incapacidad de vomitar provocó que sólo fingiera el sonido que produce esa acción.
En una entrevista con Matilde Obregón, la experta en el estudio de la personalidad abrió su corazón y contó algunos de sus pasajes en la vida, pues si bien ha aparecido en la televisión desde hace 12 años, Maryfer siempre se ha encargado de analizar a otras y otros, por lo que casi nunca habla de ella.
De hecho, destacó que su pasión por analizar a las personas a través de su letra desde que tenía cinco años, pues su madre la señora Mary Carmen Muñoz también es grafóloga, pues desde esa edad leía textos relacionados con la grafología y, hasta sus maestras de preescolar, le pedían que interpretara los escritos de otras docentes de su escuela.
“Desde que yo era chica, me acuerdo, que la maestra Esperancita, en tercero de preprimaria, yo veía su letra y le decía: ‘Oiga, está triste’, y en el recreo, la maestra me ponía a ver letras de las otras maestras y, eso, como que yo lo sabía hacer. Estudié toda la vida grafología, porque lo que había en la casa, y lo que yo leía, eran libros de grafología”, expresó.
Fue entonces que, desde muy chica desarrolló su talento, el cual también le sirvió parpa identificar qué jóvenes le convenían y cuáles no, pues Centeno recordó que había un compañero de la escuela que la pretendía y que, hasta su madre aprobaba, pero que a ella no le daba suficiente confianza por su “gesto gráfico”, la que llegó a analizar en las cartas que le mandaba.
“Tuve pretendientes, y había algunos que a mí no me gustaban, me acuerdo de uno que me mandaba unas cartas, y mi mamá decía: ‘Ay, Maryfer, es tan encantador’, pero yo pensaba que su letra no estaba padre, y no es que sea fea o bonita, eso a mí no me importa, yo no veo la letra como bonita o fea, yo veo la letra, veo su personalidad”, indicó.
Y, luego de un tiempo, se enteró de que el joven no había podido asistir a la cita que habían concertado, debido a que esa misma tarde había sido detenido, tras ser acusado por lesiones e intento de violación.
“Fue terrible en su momento, fue un escándalo en la escuela”, rememoró.
La también abogada, de 32 años, recordó que en esa misma época hizo muchas cosas, de las que no se siente orgullosa, con tal de pertenecer y ser aceptada por sus compañeras, pues llegó a fingir que padecía un trastorno alimenticio como el que sufrían muchas de sus compañeras, que trataban de lucir como las actrices de moda de esos tiempos, que llegaron a atravesar momentos muy duros, producidos por su lucha por perder peso de forma excesiva.
“Mi generación fue muy dañada por trastornos alimenticios porque, cuando yo iba en la secundaria y la preparatoria, estaba de moda Lindsay Lohan en su peor momento, Nicole Richie, hasta Hilary Duff, hubo un tiempo en que se veía muy mal, entonces se puso de moda estar absolutamente esquelética y, eso, propicio que, en escuelas como la mía, que era una escuela de monjas, hubiera un modus vivendi, una cosa muy natural de estar vomitando, de estar haciendo dietas”, confesó.
Sin embargo, aunque Maryfer también quiso someterse a estas prácticas le fue imposible, debido a que tiene grandes dificultades para provocarse el vómito, por lo que tuvo que recurrir a fingir que vomitaba cuando entraba al baño de la escuela.
“Yo me acuerdo que una vez me metí al baño a fingir que vomitaba para pertenecer; resulta que yo no puedo vomitar, o sea, por alguna razón, sólo cuando estoy muy muy enferma, pero no me puedo provocar el vómito, entonces lo que yo hice es que me metía al baño de niñas, donde estaban todas, cada una en un baño, hasta formabas para poder vomitar, olía espantoso, y yo para que no me dejaran de hablar, lo que yo hacía era imitar el ruido para que se mimetizara el ruido”, detalló.