Plácido Domingo sólo pide una cosa para su concierto en Chichén Itzá: luna llena.
“Cantamos mucho en áreas abiertas y te aseguro que es muy diferente cantar en un estadio de fútbol o una plaza, a cantar en una maravilla del mundo como lo es Chichén Itzá”.
“Es un privilegio cantar en estos lugares históricos, hay una magia especial, porque en esas noches sucede algo; la gente oye la música, ven y se sienten dentro de un lugar tan maravilloso y ya no vamos a hablar si hubiera una luna llena, es algo de lo que se acuerda uno para siempre”.
Domingo ha cantado en muchos lugares abiertos. Lo mismo en estadios de fútbol que en plazas públicas, pero definitivamente un concierto en una zona arqueológica es diferente.
Y aprovecha para mandar un mensaje: “Pienso que debe hacerse todo lo posible por preservar cualquier monumento”.
“Acabo de estar en Petra, en Jordania, y te quedas boquiabierto con el lugar, pero al mismo tiempo te da horror todo lo que hacen los turistas. Se suben por las escaleras y ponen refrescos, no hay una vigilancia y eso es tremendo. Yo estoy a favor de la protección de estos lugares y estoy seguro de que la organización de este concierto han tomado las precauciones para respetar las reglas. Yo, por amor del cielo, no me gustaría causar ningún problema”.
El tenor sumará Chichén Itzá a una larga lista de lugares increíbles donde ha cantado: el Balbe, del Líbano; el Karakala, de Armenia; el Coliseum, de Roma; en Amán, Jordania, en la Arena de Verona, en la Ciudad Prohibida de China, en Alahambra.
Pero Chichén Itzá es particularmente especial, porque está muy cerca de Mérida, la ciudad donde su infancia acumuló recuerdos gratos en compañía de sus padres.
Faltan 30 días para el concierto, pero ya adelantó algunos detalles del programa.
“Contendrá ópera, zarzuela, algunas cosas de comedia musical; incluso opereta y algunos temas característicos de México. Quiero preparar muchas sorpresas para el público. Armando Manzanero me está ayudando en ese sentido”.
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