Tremenda energía y sensualidad, pero también felicidad y sensibilidad ante la vida y su hija Frida Sofía, fue lo que caracterizó a la cantante Alejandra Guzmán durante el concierto que ofreció anoche en el Auditorio “Josefa Ortiz de Domínguez”, en Querétaro.
En esta ocasión, la rudeza de la roquera y potencia de su voz casi se desquebrajó cuando le dedicó a Frida la canción “Hasta el final”, con la que a pesar de la polémica provocada por su ausencia cuando la adolescente fue hospitalizada por supuestos problemas de alcohol, dijo:
“Quiero verte sonreír de nuevo, pero ya verás que este es el principio y no el final… puede ser que en el intento no me salga nada bien…”
Antes, expresó ante los asistentes, que prácticamente llenaron el lugar:
“La siguiente canción se la tengo que dedicar a la persona que más amo en la vida”, mientras sus eufóricos seguidores gritaban que se la dedicaba a Sofía.
Ale dio muestra de la fortaleza que parece inquebrantable en ella a pesar de las circunstancias. Tras haber comentado haber visto la muerte, ahora está renovada.
“Estoy feliz de estar aquí esta noche. Quiero decirles que gracias a Dios Frida está bien. Esta es una oportunidad para mí, para ser, mejor mamá, mejor mujer y persona. ¡Y quererla y amarla y cuidarla como nunca!… Hoy, después de un rato de estar dentro de mí, estoy aquí con ustedes. ¡Me siento muy viva!”, manifestó la cantante.
“Cuando vi la muerte de cerca, volteé a ver a sus ojos, vi su cara y (fue ahí) pensé que hay que aprovechar cada momento que tenemos porque no sabes cuando se te va. Yo quiero estar con ustedes, con ella (Frida) y con Dios”, afirmó.
Su buen humor no sólo se hizo presente cuando pasó a un hombre del público, de nombre Tomás, para sujetarlo a una silla y cantarle, mientras le bailaba demasiado pegado con el tema “Diosa”.
“Dicen que es de mala suerte que se te rompa un zapato. Nada más falta que me míe un perro. Esta es una de esas épocas en que me llueve sobre mojado”, comentó.
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