México, D.F. / Feb. 14
Las actrices Ana de la Reguera y Cecilia Suárez se conocen desde hace tiempo. Recientemente participaron en la serie “Capadocia” y ahora el teatro las vuelve a unir.
Este sábado estrenan “Otelo”, en el “Juan Ruiz de Alarcón” del Centro Cultural Universitario. La primera es Desdémona, que sufre los celos de su esposo, y la otra es Amelia, su dama de compañía. Antes, ambas jugaron a entrevistarse. Y vaya que se divirtieron.
ANA A CECILIA:
— ¿Cuál es tu primer recuerdo de William Shakespeare?
— Romeo y Julieta.
— ¿Cuál es su obra que más te gusta?, ¿ya habías hecho algo de él?
— Hamlet es una de las que más me gusta y La fierecilla domada. Ya actué en una, cuyo nombre no se puede decir aquí, porque es de mala suerte, pero empieza con M…
— ¿De verdad?
— Sí.
— Uuuuuuy… a ver, la que sigue, ¿me parezco al personaje?
— Sí, en algunas cosas, pero creo que eres más fuerte para defenderte y hacer valer lo tuyo. Eres dulce, como el personaje, y tienes una capacidad de entrega similar.
— ¿Qué tal soy como compañera de escena?
— Fatal, pésima…
— ¿Entonces por qué me invitaste?
— Ni yo lo sé (risas).
— ¿Crees que los clásicos están siendo desplazados por obras comerciales?
— ¿Qué preguntas son esas? Claro que no. Por alguna razón se siguen montando y estando vigentes. Tienen un público porque hablan de lo que vivimos, tienen que ver con la naturaleza humana.
— Has hecho teatro en México y EU, ¿cuál es la diferencia?
— El idioma determina cómo entiendes la obra, la sensibilidad de los personajes, pero fuera de eso es igual.
— ¿Es igual de mal pagado que aquí?
— ¡No!
CECILIA A ANA:
— ¿Cuál es tu primer recuerdo de William Shakespeare?
— De las (obras) que más me gustan es La fierecilla domada y…
— Pero yo no te pregunté eso…
— Es que por ahí viene. La vi cuando “Chespirito” la hizo en su programa. Lo tenía grabado y me gustaba mucho. Ya luego supe quién la hacía…
— ¿Que era Florinda Meza?
— ¡Noooo!. Que era de William Shakespeare (risas).
— ¿Cómo ves a Desdémona en este siglo?
– Un poco ingenua, con codependencia y que ponía todo ese amor en los demás antes que en ella. ¡Debería ir al sicológico!
— ¿Qué ha sido lo más complicado?
— ¿Los textos, no?
— ¡Claro!… ¡tienes mala memoria!
(risas).
— Sí (risas).
— ¿Me parezco a mi personaje?
— ¡Para nada! Lo que hemos visto en otras representaciones es que a Emilia la ponen como una persona más grande y gordita, la ponen casi como nana. Y aquí ni sicológicamente ni físicamente eres así.
— ¿Por qué tardaste tanto en volver al teatro (10 años)?
— No se me había antojado hacer las cosas que se me habían ofrecido y tampoco tenía tiempo en la cabeza para una obra. Pero en el último año quería regresar al teatro y lo hago con ésta.
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