Los Angeles, E.U.-
Despedido con Las Golondrinas, Vicente Fernández cumplió con creces su primera despedida de esta ciudad en emotivo concierto ante más de 16 mil admiradores en el Staples Center.
De forma incondicional sus seguidores se le entregaron y reconocieron al vendedor de más de 60 millones de álbumes en su carrera de 47 años.
Los gritos de “Chente!, Chente!, “eres lo máximo” y “arriba el rey”, formaron parte del espectáculo en el que Vicente cantó por dos horas y 40 minutos, en los que no necesitó de mayores recursos escenográficos para cimbrar el recinto.
Un pequeño y circular escenario en el centro con las enormes letras en el piso de Vicente Fernández Gómez, y 15 músicos en torno suyo, fueron suficientes para el show.
Fernández, el charro de Huentitan, Jalisco, interpretó sin descanso cerca de 50 de sus éxitos, la forma habitual de entregarse a su público y su casi epitafio de “mientras no dejen de aplaudir su Chente no dejara de cantar”.
Después de operarse un tumor en el hígado a finales del año pasado, Fernández ya no ingirió sus habituales escopetazos de alcohol, salvo algunos sorbos, aunque revivió su gusto a fumar un cigarro en una canción.
Chente empezó con “En lo Altos de Jalisco” para después temas de despedida como “Las golondrinas”, “De que manera te olvido”, y “La ley del monte”.
Su traje de charro negro con adornos dorados, y sombrero blanco con adornos dorados, contrastaron con su cabeza totalmente blanca y una cejas y bigote azabaches y ya un caminar más lento.
Fue evidente como en diversas momentos se limpiaba el rostro del sudor y a veces se retiraba lágrimas que compartió “no con mi público, sino con mi familia como siempre los he considerado”, expresó.
Recibido con sonoros aplausos y el público de pie, Fernández tras agradecer su presencia con besos y abrazos imaginarios lanzados a la distancia, señaló que esas muestras de cariño “las disfrutaré hasta el último día de mi vida”.
Siguió con “Por tu maldito amor”, “Hermoso cariño”, “Ya me voy derrotado, “Que te vaya bonito”, “Ultimo beso”, “Estos celos”, “Acá entre nos”, “Lástima que seas ajena”, y una de sus primeras composiciones propias: “Las llaves de mi alma”.
Además hizo frases de reflexión como la analogía de la vida con una paleta: “si le chupas se acaba y si no le chupas también se acaba”.
Recordó a su abuelo que le decía lo que un ranchero siempre debe tener: “una buena vieja y una buena mula. Que la mula no sea muy vieja y que la vieja no sea muy mula”.
Hubo quienes tras los 160 minutos reclamara que faltó “Yo quiero ser” y “Cruz de olvido”, y que debía terminar con “El rey” porque él es el rey y nadie le quita su trono, afirmó Roberto Montecinos.
La colombiana Aida Almanza y su hija Lizbeth Gomez se dijeron embelezadas de presenciar la despedida. “Nunca lo habíamos visto tenemos toda su música pero es genial”.
“Aunque pagamos 450 dólares por las dos, ni nos importó, nos fascinó porque sí es cierto lo que él dijo, de que lo que se paga en el boleto él lo cubre con creces”, señalaron.
“Van a pasar muchos años para que surja otro como él”, expresó Rufino Cortazar, jalisciense que no dejó de cantar a todo pulmón sus canciones, mientras su esposa al lado no mostraba ninguna expresión.
La sonorense Leonor Miranda, quien tenía varias cervezas en su haber y vestuario desgobernado, señaló que “es el mejor de todo. Les sigue dando lecciones a muchos otros que no desquitan el boleto”.
Discussion about this post