México, D.F. / Abril 28.-
La fiebre de más de 39 grados, dolores intensos de cabeza y espalda fueron los síntomas que Vianey y su padre, Miguel, presentaron desde el 13 de abril, antes de que les fuera diagnosticada la influenza porcina, y este lunes fueron dados de alta.
La familia se siente afortunada porque ambos lograron vencer la enfermedad, pues según Norma Cabañas, la madre de Vianey, “los médicos nos dijeron que de cada 10 sólo dos salen”.
Al inicio de la enfermedad desconocían qué era la influenza, visitaron tres consultorios particulares y les dijeron que se trataba de una gripe, pero cada día empeoraba su estado, así que acudieron con el cuadro más severo al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), donde fueron internados por neumonía dos días en urgencias.
Durante sus estancia, Vianey recordó que se encontraban aislados con dos personas más, “una que decía (que tenía) influenza, y mi papá y yo que decíamos amenaza, y otro que decía neumonía”.
Después fueron enviados a su casa, en donde concluyeron el tratamiento de antivirales, mismos que tuvieron que comprar al principio “porque no los había”.
El origen del contagio lo desconocen, pero creen que Miguel, el papá, pudo haberlo contraído en algún aeropuerto o en su trabajo, y para proteger al resto de la familia adoptaron medidas de higiene más estrictas: desinfectar todos los utensilios utilizados por los pacientes y usar el cubrebocas todo el tiempo.
Vianey señaló que en el tiempo que estuvo en el hospital, las enfermeras y los médicos también extremaban precauciones, “entraban con goggles, cubrebocas y batas”.
Sin embargo, trabajadores del INER se quejaron de que las autoridades, a pesar de tener este material, no lo reparten, por lo que emplazaron a las autoridades sanitarias a que, si no se les entregan estos insumos, formarán comisiones que se dediquen a la atención de enfermos con influenza y el resto se negará a hacerlo.
Mientras los empleados —entre enfermeras, camilleros, anestesiólogos, terapeutas y el área de intendencia— se reunieron con directivos de este instituto, se repartió entre los medios de comunicación un documento firmado por el director médico del INER, Édgar Vinicio Mondragón, en el que se aseguraba que se tiene el material para garantizar la protección de los trabajadores.
Durante todo el día, la sala de urgencias del INER fue visitada por personas con síntomas de posible influenza, como Ramón Trueba, de 18 años, a quien le diagnosticaron influenza simple, le recetaron antivirales, le prohibieron acercarse a su hija de apenas un par de meses, pero no fue hospitalizado.
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