México, D.F. / Mayo 18.-
México podrá producir 90 millones y aún más dosis de vacuna contra la influenza tipo A… pero en 2012. A través de sus laboratorios Biológicos y Reactivos de México (Birmex), el gobierno federal tiene el proyecto de construir instalaciones y adquirir equipo para ello. Samuel Ponce de León, director de Birmex, precisa que el nuevo laboratorio estará totalmente terminado en 2011 y la producción se espera para el siguiente año. Costará 2 mil millones de pesos.
Birmex trabaja con Sanofi Pasteur, actual proveedor de la vacuna estacional, para acoplar una planta de esta empresa con la que edificará la Federación, hacia un proceso integrado de desarrollo y producción, explica Samuel Ponce, al final del cual la planta podrá producir 30 millones de vacunas para la influenza estacional y 90 millones para la del tipo A, aunque “si el virus se desarrolla mucho es posible que pueda aumentar la producción”.
Acepta, sin embargo, que en el presupuesto considerado sólo se incluye el laboratorio de producción y no habrá dinero para investigación epidemiológica ni el aumento de científicos especializados en virología.
La falta de científicos para desarrollar la vacuna es un obstáculo severo. Carlos Arias, director del Instituto de Biotecnología de la UNAM, dice que de los 15 mil especialistas registrados en el Sistema Nacional de Investigadores, sólo entre 10 y 15 grupos de científicos están dedicados a estudiar especialidades de biología. También reconoce que el instituto que dirige no tiene proyectos sobre la vacuna contra el virus de influenza tipo A “y, hasta donde sé, la UNAM tampoco”.
Por otra parte está la limitación presupuestal. Luis Terán, investigador del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, recuerda las implicaciones que tiene el que en el país se invierta sólo 0.35% del Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia y tecnología.
Y no obstante, “México tiene que sacar la vacuna a como dé lugar”, opina Esther Orozco, directora del Instituto de Ciencia y Tecnología del DF (ICyTDF). “No puede continuar dependiendo del extranjero para solucionar sus problemas, y pagando los medicamentos hasta tres veces más caros cuando hay la posibilidad de producirlos”.
El ICyTDF señala que se ha propuesto encontrar la vacuna y premiará con un millón de pesos a quien la desarrolle.
“No sabemos cómo salir a la calle”
Especialistas del ICyTDF, INER y el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) concuerdan en que el mayor obstáculo para desarrollar y producir la vacuna, antes aun que la falta de presupuesto, es la escasa articulación entre gobierno, investigadores, científicos, y empresas.
José Tapia, del Cinvestav, afirma que muchas veces los investigadores trabajan aislados, cuando lo que se necesita es un conglomerado de gente dispuesta a trabajar en equipo. Además, que un impedimento para desarrollar en corto tiempo la vacuna es que los científicos no saben trabajar en emergencias; si bien son buenos para laborar en la computadora, “no sabemos cómo salir a la calle a buscar el problema, traerlo al laboratorio y responder velozmente a las necesidades. Los mexicanos podían haber secuenciado el virus pero no se hizo por falta de coordinación”.
El tiempo, otro factor. Tapia dice que el proceso científico para crear la vacuna toma de cuatro a seis meses, incluidas sus cinco etapas: análisis, secuenciación, métodos de propagación, cuantificación y medición de la eficacia de la vacuna. Con la infraestructura actual, estima, México demoraría hasta dos años en completar las etapas y empezar pruebas piloto.
Errores genéticos
Los virus clasificados RNA, como el de la influenza tipo A, son incorregibles, porque al copiar su código genético y reproducirse cometen errores (a diferencia de los DNA, como las células humanas) y no pueden regresar a modificarlos, explica Tapia.
Tales errores, agrega, explican la veloz mutación que experimentan dichos virus y lo que hace necesaria la vacunación año con año. Sólo en el presente brote la cepa que afectó a los mexicanos ha presentado cinco mutaciones (sobrevivientes) en la proteína externa y dos a nivel de nucleótidos (interno). Esos cambios muchas veces son letales para el virus, pero también puede volverlos más infecciosos y veloces en su reproducción y propagación.
Samuel Ponce de León, director de Birmex, considera que no corre prisa para encontrar la vacuna, pues México ya tiene convenios con Sanofi Pasteur, lo cual asegura parte de las vacunas para la influenza estacional y, cuando sea producida, la pandémica. El país mantendrá su dependencia de laboratorios extranjeros “como depende todo el mundo de esas compañías multinacionales”.
Finalmente, Esther Orozco y Luis Terán consideran que lo más seguro es que México no gane la carrera para producir la vacuna, debido a que hay pocos laboratorios con capacidad de manufacturarla, como Birmex o Virolab, y la ciencia y la tecnología están muy atrasadas. Pero también que esto puede servir para prepararse hacia una mejor posición en la siguiente emergencia.
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