San Diego, Cal. / Feb. 15
El sur de Estados Unidos experimenta una demanda sin precedentes para detener la construcción del muro en la frontera con México, que se aceleró en las últimas semanas de la administración del ex presidente George Bush.
“Ya no somos solamente los grupos y comunidades que tradicionalmente hemos pedido que se detenga la construcción por diversas razones”, dijo el activista Pedro Ríos.
“Ahora también un grupo de congresistas federales de la frontera y otro que reúne a legisladores federales y estatales de California piden al presidente (Barack) Obama y al Departamento de Seguridad Interna (HSD) que lo detengan”, indicó.
Ríos es director del Proyecto de Monitoreo de la Frontera del Comité de Servicios Amigos de las Américas, una organización de base de los cristianos cuáqueros, que pide desde 1993 detener la construcción del muro fronterizo.
El muro es un costoso error de la administración del ex presidente Bush, cuya construcción ignora leyes y comunidades fronterizas, e incluso la opinión de agentes de migración que por más de una década se opusieron a la barda, según congresistas demócratas de la frontera.
“En una era de avances tecnológicos, el muro fronterizo es una técnica anticuada que separa a nuestras comunidades y daña nuestras relaciones transfronterizas”, indicaron en una carta a Obama todos los congresistas demócratas de distritos electorales en la frontera con México.
El muro “fue erróneamente concebido y careció de la opinión de las comunidades locales o de las jefaturas de la Patrulla Fronteriza, que son los más familiarizados con los retos de la seguridad en la frontera”, agregaron los legisladores.
Entre los firmantes figura Silvestre Reyes, quien fue jefe de la Patrulla Fronteriza en El Paso, Texas, cuando la barda apenas era un proyecto.
La carta está suscrita por Reyes y sus colegas congresistas Susan Davis, Bob Filner, Raúl Grijalva, Salomón Ortiz, Rubén Hinojosa y Ciro Rodríguez.
Los legisladores deploraron que tampoco las naciones indias norteamericanas de la región “no fueron consultadas, lo que viola su soberanía y la protección básica de los derechos por la Ley de Preservación Histórica Nacional, que fue violada” al construir el muro.
En 2007, para construir una parte del muro en Arizona, equipos pesados destruyeron parte de un templo sagrado navajo de la etnia Tohono O’odham.
El director del grupo samaritano Angeles de la Frontera, Enrique Morones, acotó que lo citado por los legisladores “son razones de peso, pero falta agregar algunas, como el costo humano, de miles y miles de personas, que han muerto por esa barda”.
En declaraciones telefónicas, Morones, quien esta semana encabezó en Washington una marcha que partió desde la barda en San Diego, elogió a los autores de la carta, quienes “saben que les dimos nuestro voto porque comprenden a las comunidades fronterizas”.
Instó a que “ahora nos unamos a ellos para cabildear”.
“Primero marchamos en las mayores marchas en el país, luego votamos y ahora tenemos que cabildear para que detengan el muro, suspendan las redadas y hagan la reforma migratoria”, dijo Morones.
Durante las últimas semanas de la administración Bush, equipos pesados que contrató el HSD apuraron la destrucción de un parque fronterizo para colocar hasta tres bardas en la zona de Imperial Beach en San Diego.
Ríos, del Comité de Servicios Amigos de las Américas, dijo que la destrucción del Parque de la Amistad, donde California converge con México y el Océano Pacífico, catalizó voluntades políticas y comunitarias para exigir que se detenga la construcción del muro, pues el parque es símbolo de unidad transfronteriza.
“Nosotros, varios grupos, creemos que sí es factible que detengan la construcción del muro, primero, y enseguida veamos el daño que causó ese proyecto a las comunidades, el hábitat animal, el medio ambiente, y veamos qué tanto se puede remediar”, dijo Ríos.
La Patrulla Fronteriza por ahora se ha abstenido de opinar sobre la propuesta legislativa de detener la construcción del muro.
La corporación mantiene desde 1994 en San Diego la Operación Guardián, que comenzó con grupos de patrulleros desplegados en formación de punta de flecha hacia México, para resguardar la primera barda.
Cuando en 1995 el entonces jefe de la Patrulla Gustavo de la Viña fue consultado sobre un plan de construir un segundo muro paralelo al primero, dijo que tal plan encerraría a sus agentes entre dos muros y quedaría a merced de potenciales agresores.
En 2008, en una zona de San Diego donde se construyó una tercera barda paralela, patrulleros fronterizos dispararon comprimidos de gas lacrimógeno a México, en respuesta a pedradas que habían arrojado delincuentes.
Los comprimidos hirieron a varias personas inocentes y cayeron en casas de residentes y en sus vehículos.