Washington, D.C. / Oct. 2
Al término de una sesión turbulenta, que osciló entre el rechazo y una difícil conciliación, el Senado de Estados Unidos consiguió este miércoles recuperar la iniciativa y el liderazgo político al aprobar por mayoría el más complejo y controvertido plan de rescate bancario que aún tendrá que sortear el voto de la Cámara de Representantes para alejar al país del cataclismo financiero.
Con una votación de 74 votos a favor y 25 en contra, una amplia coalición de senadores demócratas y republicanos –a los que se sumaron los candidatos a la presidencia, Barack Obama y John McCain–, consiguieron devolver a la vida el plan de rescate que naufragó sorpresivamente el pasado lunes en la Cámara de Representantes, en medio del avispero electoral que lo derrotó y provocó el desplome de Wall Street y una estampida de valores en los mercados internacionales.
Precisamente, el próximo viernes la Cámara baja volverá a someter a votación la iniciativa aprobada por el Senado con el apoyo de la mayoría.
En una jornada de intensas negociaciones, tanto Obama como McCain, arriesgaron gran parte de su capital político para pedir el apoyo de ambos partidos a una iniciativa altamente impopular, que fue presentada como la receta amarga, pero necesaria para evitar el colapso financiero, el cierre de empresas y la destrucción de millones de puestos de trabajo:
“Si el plan de rescate no sale adelante será desastroso para el país y una catástrofe económica”, advirtió Obama en un discurso que fue escuchado en un ambiente de severa solemnidad.
“Por ello, tenemos que actuar no como demócratas o republicanos, sino como americanos porque esta no es sólo una crisis de Wall Street, es un crisis americana”, remató el demócrata mientras algunos de sus colegas se preguntaban los motivos de John McCain para no dirigirse al pleno del Senado y optar por el bajo perfil, mientras Obama asumía el riesgo de defender abiertamente la iniciativa.
La votación, estuvo precedida de un intenso debate en el que algunas de las voces más críticas de la iniciativa arremetieron contra “Los Amos del Universo” de Wall Street –según el término acuñado por el escritor, Tom Wolfe–, a quienes responsabilizaron directamente por el desastre de la banca:
“Esta iniciativa supondrá que cada ciudadano tendrá que pagar 2,200 dólares, mientras los ejecutivos de Wall Street seguirán gozando de sus multimillonarias indemnizaciones”, se lamentó el senador independiente por Vermont, Bernie Sanders, quien voto en contra.
Según la versión aprobada por el Senado, la mayoría de los 700 mil millones de dólares autorizados se desembolsarán para adquirir la deuda de mala calidad de los bancos. De ellos, se podrán usar 250.000 millones inmediatamente y otros 100.000 si el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, determina que los necesita. El Congreso puede retener los otros 350.000 millones si no está satisfecho con el desempeño del programa.
La iniciativa contempla, además, el aumento de 100.000 a 250.000 dólares la garantía que se aplica a los depósitos de los clientes bancarios para transmitir un mensaje de tranquilidad. Al mismo tiempo, millones de contribuyentes con ingresos medios se beneficiarán de la exención a la llamada “Tasa Mínima Alternativa”, una norma que, en general, implica impuestos más elevados y que ha sido introducida a pesar del rechazo de los demócratas, con el fin de granjearse el apoyo de un mayor número de congresistas republicanos a la iniciativa.
Además se incorporan otras medidas ya contempladas como convertir a los contribuyentes en inversionistas con derechos de compra de acciones y limitar los ingresos de los ejecutivos de las compañías que participen en el programa.
Finalmente los jefes de empresas en quiebra no podrán recibir beneficios multimillonarios cuando sean despedidos y se elevarán los impuestos a firmas que paguen a sus directivos por encima de 500.000 dólares al año.
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