La Habana, Cuba/Agencia Xinhua.-
Bomberos de Cuba, México y Venezuela tratan de impedir que las llamas se extiendan a otros cuatro tanques de la Base de Supertanqueros de la ciudad de Matanzas, a unos 100 kilómetros al este de La Habana, donde el pasado viernes se desató un incendio de grandes proporciones.
El desastre se inició cuando un rayo incendió un depósito con 26 mil metros cúbicos de petróleo cubano y más tarde las llamas alcanzaron otros tres tanques aledaños, lo que provocó un muerto, 14 desaparecidos y 125 heridos.
Destruidos casi por completo los cuatro depósitos donde comenzó el siniestro, ahora se trata de proteger a los otros cuatro tanques, ubicados a unos 150 metros de los calcinados, tras cuatro días de intensas llamaradas.
“Nadie puede confiarse ante la situación menos tensa, porque existen posibilidades de que el combustible vuelva a incendiarse”, advirtió el presidente Miguel Díaz-Canel, quien volvió a visitar la zona del incendio.
El mandatario alabó el trabajo de constructores y trabajadores hidráulicos que crearon los muros de contención que evitaron la propagación del incendio.
Especialistas venezolanos y cubanos informaron a Díaz-Canel sobre la situación actual de la zona del siniestro y la estrategia para exterminar el fuego, ahora que se ha podido avanzar con mayor visibilidad hacia el epicentro del incendio.
“Hoy tenemos mejor vista, con una probabilidad muy segura de que podamos sofocar, creo que un 60 o 70 por ciento más de lo que está, según el tiempo”, dijo a la prensa local el mexicano Carlos Mario Flores, experto en Seguridad industrial y Protección ambiental que colabora en el enfrentamiento al siniestro.
En ese sentido, el director de la estatal Unión Cuba Petróleo (CUPET), Rigel Rodríguez, explicó que no se observan llamas altas en forma de lengüetas alrededor del área exterior de los tanques y el humo predominante es producto de la temperatura, la condensación del agua y la combustión de materiales sólidos.
Durante toda la jornada, cuatro helicópteros militares se mantuvieron cargando agua de la cercana bahía matancera para verterla en la zona y abrir una trocha hacia el epicentro del desastre.
También este martes arribó a la bahía de Matanzas un buque de apoyo logístico de la Armada mexicana con un helicóptero en su cubierta, aunque aún no ha entrado en funcionamiento.
Unas 5 mil personas permanecen evacuadas en dos Universidades de la ciudad, ahora vacías por el período vacacional.
Aunque aún no se han contabilizado los daños, se supone que serán cuantiosos por la pérdida de miles de metros cúbicos de crudo y fuelóleo almacenados en los depósitos calcinados.
El accidente tuvo lugar en momentos en que la isla vive fuertes tensiones con la generación eléctrica por la falta de combustible, roturas en las plantas generadoras y mantenimientos programados en algunas de esas usinas.
El déficit de generación eléctrica obligó al Gobierno cubano a programar apagones en todo el país, incluida La Habana, capital y principal núcleo urbano.
El siniestro en Matanzas se produce apenas tres meses después de la explosión accidental de un camión cisterna cargado de gas licuado en el habanero Hotel Saratoga, que dejó 46 muertos y más de medio centenar de heridos, así como la destrucción casi total del inmueble.