Ciudad del Vaticano.-
El Papa Francisco clamó hoy por los pobres, no sólo los que carecen desde el punto de vista económico sino también por los pobres de espíritu, durante una audiencia con unos 180 diplomáticos del mundo.
La mañana de este viernes el pontífice recibió, durante una audiencia en la Sala Regia del Palacio Apostólico del Vaticano, a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, a quienes dirigió un discurso en italiano y no en francés, como es costumbre.
Ante ellos recordó haber asumido el nombre de Francisco por el santo de Asís, cuya enseñanza se centra en el amor a los más necesitados. “Cuántos pobres hay todavía en el mundo! Y Cuánto sufrimiento afrontan estas personas!”, clamó.
Afirmó que la Iglesia Católica busca proteger en todos los rincones de la Tierra a los que sufren por la indigencia, ayudar a los enfermos, a los huérfanos, a quienes no tienen hogar y a todos los marginados, para construir una sociedad más humana y más justa.
“Pero hay otra pobreza. Es la pobreza espiritual de nuestros días, que afecta gravemente también a los países considerados más ricos. Es lo que mi predecesor, Benedicto XVI, llama la dictadura del relativismo, que deja a cada uno como medida de sí mismo y pone en peligro la convivencia entre los hombres”, acotó.
“Francisco de Asís nos dice: Esforzaos en construir la paz. Pero no hay verdadera paz sin verdad. No puede haber verdadera paz si cada uno es la medida de sí mismo, si cada uno puede reclamar siempre y sólo su propio derecho, sin preocuparse al mismo tiempo del bien de los demás”, añadió.
El líder católico explicó que la palabra “pontífice” significa “el que construye puentes, con Dios y entre los hombres”.
Evocó los orígenes italianos de su familia y constató que eso le ha servido para vivir el diálogo entre lugares y culturas distantes entre sí, entre un extremo del mundo y el otro.
“Quisiera precisamente que el diálogo entre nosotros ayude a construir puentes entre todos los hombres, de modo que cada uno pueda encontrar en el otro no un enemigo, no un contendiente, sino un hermano para acogerlo y abrazarlo. Además, mis propios orígenes me impulsan a trabajar para construir puentes”, ponderó.
La de construir puentes, estableció, es una tarea fundamental para la religión porque no se puede unir a las personas olvidándose de Dios.
Pero advirtió que también es cierto lo contrario: no se pueden vivir auténticas relaciones con Dios ignorando a los demás. Por eso consideró importante intensificar el diálogo entre las distintas religiones, especialmente con el Islam.
También calificó como importante intensificar la relación con los no creyentes, para que nunca prevalezcan las diferencias que separan y laceran, sino que, no obstante la diversidad, predomine el deseo de construir lazos verdaderos de amistad entre todos los pueblos.
“La lucha contra la pobreza, tanto material como espiritual; edificar la paz y construir puentes. Son como los puntos de referencia de un camino al cual quisiera invitar a participar a cada uno de los países que representas. Pero, si no aprendemos a amar cada vez más a nuestra tierra, es un camino difícil”, sostuvo.
“En este punto me ayuda pensar en el nombre de Francisco, que enseña un profundo respeto por toda la creación, la salvaguardia de nuestro medio ambiente, que demasiadas veces no lo usamos para el bien, sino que lo explotamos ávidamente, perjudicándonos unos a otros”, sentenció.
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