Washington, EU.-
Hillary Clinton y Donald Trump se levantaron tras la noche de debate del lunes con una resaca totalmente opuesta. Mientras la candidata presidencial demócrata salió reforzada en su papel, su rival republicano Trump volvió a la campaña cargado de excusas por su actuación y no dejó títere con cabeza: en su opinión, el moderador Lester Holt fue blando con Clinton e incluso el micrófono, que su campaña había probado y aprobado, era defectuoso, estaba a un volumen más bajo que el de su rival y emitía “ruidos”.
“Creo que Hillary Clinton claramente ganó el debate”, resolvió para EL UNIVERSAL Kara Alaimo, profesora y especialista en comunicación política de la Universidad de Hofstra, sede del debate del lunes. La encuesta post-debate de CNN coincide: un 62% de los estadounidenses creen que la demócrata superó a su rival.
“Apareció real, presidencial y nada aturdida ante los ataques de Trump”, justificó Alaimo, quien definió a Trump como alguien “poco sofisticado” e “incapaz de hablar de política en profundidad”, que “se amainó, se sorbió la nariz, se aguantaba en el atril y a veces parecía aburrido”.
Mientras Hillary se declaró “satisfecha” con el trabajo realizado, la campaña de Trump negó que el magnate tuviera un mal desempeño. “Gracias al éxito” de su candidato en el debate, afirmó, se recaudaron 16 millones de dólares en donaciones.
Según Alaimo, la demócrata acertó y fue efectiva en su estrategia de recordar a los votantes declaraciones pasadas de Trump, como el caso misógino contra la ex Miss Universo Alicia Machado, protagonista casi exclusiva del día después del cara a cara. Clinton, experimentada, se guardó munición para el final en el nombre de esta actriz, cantante y modelo venezolana, víctima de los comentarios misóginos de Trump: la llamó “Miss Piggy” (Miss cerdita) por su peso y “Miss Housekeeping” (Miss criada) por ser latina en 2002, justo después de coronarse como la mujer más bella del universo. “Es una máquina de comer”, la insultó entonces, lo que la llevó a un cuadro de bulimia.
Ahora Machado está en el equipo Clinton y este martes concentró todos los focos de atención, protagonizando el más reciente anuncio de campaña y apareciendo en todos los medios de comunicación. “Es como una pesadilla”, confesó la actriz en una llamada con periodistas, incapaz de comprender el seguimiento que tiene el republicano a pesar de “hacer cosas estúpidas y hacer comentarios estúpidos”. Trump, en una entrevista matinal en Fox, se negó a retractarse y se mantuvo en su opinión acerca de Machado.
Tras el debate, el presidente Barack Obama atizó. “Diría que el otro tipo (Trump) no tiene la preparación, el carácter o los valores fundamentales de inclusión”.
Los ataques personales, las interrupciones a Hillary y la negativa de Trump a revelar sus declaraciones de impuestos resonaron el día después del debate. Pero Trump amenaza con ir con todo contra Hillary en su siguiente encuentro, el 9 de octubre. “Durante 90 minutos me controlé. No quise decir ni hacer nada que la hubiese hecho pasar vergüenza”, justificó el magnate este martes por la noche, en un mitin en Florida. Amenazó, incluso, con que la próxima vez podría poner sobre la mesa los casos de infidelidad del ex presidente Bill Clinton.
El debate batió todos los récords de audiencia. Según las primeras estimaciones de la empresa Nielsen, más de 84 millones de personas lo siguieron; a esa cifra habrá que añadir algunos millones más que pudieron seguir a través de redes sociales. Es el debate presidencial más visto de la historia, superando el Reagan-Carter de 1980, pero se quedó corto hacia los 100 millones que se esperaban.
La gran bolsa de indecisos, sin embargo, no fue seducida masivamente, y mantiene su posición ambigua de cara a las elecciones de noviembre.