Ciudad del Vaticano.-
“¡Cómo me divierto!” confesó el Papa Francisco a Fabián Báez, un sacerdote argentino, poco después de invitarlo el miércoles a dar un paseo en papamóvil por la Plaza de San Pedro ante más de 60 mil personas.
En entrevista con Notimex el párroco de Buenos Aires contó los detalles de su recorrido en el vehículo blanco y confesó que jamás hubiese imaginado captar la atención mundial cuando llegó, como cualquier peregrino, a participar en la audiencia del pontífice.
Todo ocurrió la mañana del miércoles y las imágenes televisivas de Báez sentado en el papamóvil dieron la vuelta al mundo. Algo que ya había anticipado el propio Jorge Mario Bergoglio.
“Llegué apenas el martes por la noche a Roma y el miércoles por la mañana no tenía forma de entrar a la catequesis del Papa porque no sabía nada, ni dónde se buscaban los billetes de ingreso. Entonces fui a la Plaza y me quedé atrás de las vallas con la esperanza de verlo pasar en el papamóvil”, contó.
“Cuando pasó, me vio, me reconoció y me dijo: ¿Qué hacés acá? Yo le grité que había venido a verlo. El papamóvil siguió, dio una vuelta y al regresar se paró, me llamó, me hizo saltar la valla y me dijo: ¡Vení, subí! Ahí lo saludé y le di un abrazo, me subí. No podía creer lo que estaba viviendo”, añadió.
Recordó que el pontífice le dijo riendo: “Esta foto va a dar vuelta al mundo” y como le costó saltar la valla después le hizo un chiste: “la próxima vamos a hacer vallas más chicas”.
Explicó que nunca lo había visto o hablado con él desde su elección como Papa, pese a haber sido él quien lo ordenó sacerdote. Aún así le identificó entre la multitud.
“Después me preguntó: ‘¿Tenés que irte?’ Y yo le respondí que me quedaba hasta el final. Entonces replicó: ‘Bueno, te saludo después’. Me saludó, hablamos unos minutos, me preguntó por personas en común, conversamos de cosas personales”, precisó.
Báez está en Roma como parte de una peregrinación personal que comenzó hace algunos días atrás en la localidad de Medjugorje, Bosnia, donde se encuentra un santuario dedicado a la Virgen.
Aseguró haber visto a Francisco como un hombre feliz y con una gran fuerza de fé, cuyo cariño y afecto impresionan, una persona fuerte no obstante la audiencia fue maratónica y estuvo saludando uno por uno durante dos horas, a cada enfermo, a cada persona.
Advirtió que la frase “¡Vení, subí!” la sintió no sólo para él sino también como el resumen del mensaje del pontífice para el mundo. “Él está haciendo eso cuando llama al mundo a levantar el corazón, a ponerle esperanza”, insistió.
El sacerdote confesó haber siempre sentido la cercanía de su arzobispo, Jorge Bergoglio, quien se manifestó cercano incluso en los momentos difíciles como, por ejemplo, cuando murió su padre y él fue uno de los primeros en llamar.
“No creo que se pueda hablar de evolución (en su persona cuando pasó de cardenal a Papa), yo creo que él ahora es con todo el mundo como era antes en los grupos de intimidad. Cuando estaba en confianza era así, se reía, hacía chistes”, explicó.
“Me parecía que era bastante tímido ante las multitudes o en las misas; esa era la impresión que tenía yo antes: que era muy afable en grupos chiquitos, en diálogos de confianza, era divertido, alegre, simple y un poco retraído en las multitudes”, estableció.
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