Buenos Aires, Arg.-
El intento de apertura de la Iglesia a homosexuales sorprendió en Argentina, en donde el Papa Francisco repudió, cuando era cardenal, la ley que autorizó el matrimonio entre personas del mismo sexo porque era “una movida del diablo”.
Los documentos presentados esta semana en el sínodo de obispos en el Vaticano advirtieron que, a menudo, los homosexuales “desean encontrar una iglesia que sea una casa acogedora para ellos. Nuestras comunidades están en grado de serlo”.
El texto agregó que la Iglesia puede ser el refugio de los homosexuales “aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio”.
Sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, explicó que “se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas”.
También advirtió que “la Iglesia tiene atención especial hacia los niños que viven con parejas del mismo sexo, reiterando que en primer lugar deben poner siempre las exigencias y derechos de los pequeños”.
El informe representa una apertura sin precedentes de una Iglesia que hoy es encabezada por el primer Papa argentino, quien hace sólo cuatro años lideró la batalla en contra de la Ley del Matrimonio Igualitario que les otorgó a los homosexuales el derecho de casarse.
En 2010, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio cuestionó una y otra vez esta ley e incluso publicó una carta en la que advirtió que se podía “herir gravemente a la familia”, porque estaba en juego “la identidad y la supervivencia de la familia: papá, mamá e hijos”.
Alertó entonces que la ley ponía en riesgo “la vida de tantos niños que serán discriminados de antemano privándolos de la maduración humana que Dios quiso se diera con un padre y una madre. Está en juego un rechazo frontal a la ley de Dios, grabada además en nuestros corazones”.
En la parte más dura de la carta, el cardenal llamó a no ser “ingenuos”, porque el matrimonio igualitario “no se trata de una simple lucha política, es la pretensión destructiva al plan de Dios”.
“No se trata de un mero proyecto legislativo, sino de una movida del Padre de la Mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”, añadió.
La postura es radicalmente opuesta a la que ahora trata de impulsar el Papa Francisco con la resistencia de los sectores más conservadores de la Iglesia, que se niegan a que los divorciados y vueltos a casar puedan recibir la comunión.
César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), celebró que la iglesia “esté realizando un debate incluyendo a nuestras parejas y familias, es algo novedoso y necesario. Especialmente por el impacto que este gesto tiene en todo el mundo”.
Recordó, sin embargo, que hasta el día de hoy el Vaticano “nos define en sus documentos como una desviación de la naturaleza”.
Cigliutti destacó que en Argentina los homosexuales puedan casarse y formar sus propias familias gracias a la separación de Iglesia y Estado que ha permitido la aprobación de otras normas que benefician a las minorías como la ley de Unión Civil y la de Identidad de Género.
El secretario de la CHA, Pedro Paradiso Sottile, dijo que el objetivo “es lograr más igualdad, más libertad y más democracia, en la construcción de un derecho constitucional de familias, respetando la visión de los derechos humanos y su efectiva garantía, incorporando la autonomía, las libertades personales y la no discriminación en un estado laico.”