Brownsville, Tex. / Febrero 23.-
Ayer concluyeron los servicios fúnebres para darle el último adiós al agente estadounidense Jaime Zapata, atacado por desconocidos la semana pasada en una carretera de San Luis Potosí junto a su compañero Víctor Avila, ambos adscritos a las oficinas de la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en la Ciudad de México. El primero recibió varios disparos en el abdomen y no sobrevivió a la agresión, mientras que Víctor, quien fue alcanzado por los proyectiles en una pierna, salvó la vida y en silla de ruedas, fue trasladado hasta la ciudad de Brownsville para despedirse de su amigo.
Desde el viernes pasado los restos de Zapata arribaron al sur de Texas procedentes del Estado de Delaware, donde le practicaron la necropsia de ley. El cuerpo de este agente había sido llevado a la funeraria Del Angel, donde permaneció por espacio de dos días y el domingo su féretro partió hacia el Centro de Eventos de Brownsville, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad para continuar con el funeral.
Sin embargo, hasta el lunes fue permitido el acceso a la comunidad en general. Por su parte, sus seres queridos no quisieron pronunciarse ante los medios y Nina Pruneda, portavoz local del ICE, fue el contacto para dar a conocer el transcurso de las actividades luctuosas de este policía, quien también perteneció a la “Border Patrol”.
EL ULTIMO ADIOS
Ya estaba planeado para ayer martes un megaoperativo porque se confirmó la visita de Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional, de Erick Holder, procurador General de Estados Unidos y de John Morton, director nacional de la Agencia de Inmigración y Aduanas.
Los medios televisivos tuvieron que darse cita a las 3:30 de la madrugada para preparar el evento y la transmisión en red de los servicios luctuosos, ya que fue permitido sólo el ingreso de un camarógrafo para el protocolo religioso.
Antes del amanecer arribaron más de 500 policías federales, estatales, de condados texanos y locales para acompañar a los deudos. También estuvieron miembros respetados de esta comunidad.
A las 8:30 horas se ofició una misa en homenaje al agente muerto, con la presencia de los más elevados funcionarios de Estados Unidos. El gran ausente fue el presidente Barack Obama.
Dentro del inmueble fueron entonadas varias canciones para recordar a Zapata, mientras que en las inmediaciones del mismo se apostaron multitud de policías que siguieron el evento en una pantalla gigante. La bandera estadounidense fue izada a media asta.
Antes de concluir los servicios religiosos, Janet Napolitano subió al estrado para lamentar este asesinato y prometió llegar hasta las últimas consecuencias.
Fue así que alrededor de las 11:00 horas el cuerpo de Zapata, envuelto en el estandarte nacional, fue devuelto al carro insignia para ser llevado al cementerio Rose Lawn Memorial Gardens para su sepultura.
Mientras cinco helicópteros surcaban los cielos de esa ciudad, la fila de vehículos de policía era impresionante. A decir de los asistentes, nunca se habían visto tantas patrullas para despedir a un servidor público, ni siquiera para un veterano de guerra.
Sobre la calle Paredes Line, el pueblo de Brownsville salió para ondear banderas y pancartas con leyendas de cariño a su héroe. Asimismo los departamentos de bomberos locales, y los distritos escolares, con multitud de estudiantes, saludaron el largo convoy de Zapata.
De hecho el recorrido de unos cuantos kilómetros se prolongó por espacio de una hora, de tantas unidades que lo acompañaron. Se estima que participaron más de 350 patrullas.
John Morton dijo que Zapata fue “un hombre intachable, dedicado a su familia, a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos y colegas”. Agregó que “sirvió a su nación” y “siempre le mostró dedicación y devoción más allá de los límites”.
Declaró que el “sacrificio su es un mensaje a todos los policías para saber a qué peligros se enfrentan”.
Mientrastanto, Víctor Avila, su compañero durante el ataque, fue resguardado por un fuerte equipo de seguridad, que no permitió acercársele. Visiblemente dolido, fue sacado rápidamente del panteón antes de llevarse a cabo la inhumación.
De esta manera, uno de los días más “tristes” para los habitantes de Brownsville y para los familiares de Jaime Zapata -quien no era casado-, terminó enmedio del llanto, aunque las heridas seguramente continuarán calando hondo.
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