San José, Costa Rica.-
Cuba, que en 1989 fue sacudida por uno de los más graves escándalos de tráfico de drogas en su historia por el involucramiento militar en negocios con la narcoactividad, proclamó una política de “tolerancia cero” con el contrabando de estupefacientes y el consumo de sustancias ilícitas, anunciaron hoy fuentes oficiales cubanas.
“Las drogas no tienen cabida en Cuba”, advirtió el periódico Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), al insistir en que la isla “ratificó su política de tolerancia cero frente a las drogas y la voluntad del Estado para que continúe sin ser un país de destino, tránsito o consumo de narcóticos”.
El cubano Antonio Israel Ybarra Suárez, secretario de la (estatal) Comisión Nacional de Drogas, explicó que aunque el consumo de estupefacientes en Cuba “no constituye un problema social grave, la existencia de un solo caso ya es una preocupación para las autoridades cubanas”.
La legislación cubana, recordó, “prohíbe tanto las drogas como las sustancias de efectos similares, lo cual es una ventaja ante la aparición” de nuevas sustancias, estén o no en las listas de productos vetados, detalló Ybarra.
A pesar de casi 60 años de dificultades políticas entre Cuba y Estados Unidos, subrayó, la colaboración de La Habana con Washington en materia de lucha contra el narcotráfico desde 2008 aportó a las autoridades estadounidenses información “en más de 500 hechos”, lo que les permitió decomisar más de 40 toneladas de drogas.
La revolución comunista de Cuba fue estremecida en 1998 por un caso que registró un fuerte impacto en sus estructuras políticas internas, por el involucramiento de militares cubanos—encabezados por el general Arnaldo Ochoa Sánchez—en negociados ilícitos internacionales para el tráfico de drogas y el “lavado” de dinero en alianza con el entonces poderoso cártel colombiano de Medellín.
Ochoa (1934—1989), declarado como héroe de Cuba por sus misiones militares internacionalistas en África y América Latina, miembro del Comité Central del PCC y figura relevante del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, fue fusilado en julio de 1989 por orden de un tribunal castrense, en un hecho emblemático que conmocionó al régimen cubano. Ochoa sufrió la pena de muerte en La Habana junto con tres oficiales del Ministerio del Interior: el coronel Antonio de la Guardia y Font, el capitán Jorge Martínez Valdés y el mayor Amado Padrón.
Los sucesos de 1989 marcaron el panorama político de Cuba con respecto al narcotráfico internacional, pero atizaron las dudas acerca del real conocimiento que las máximas autoridades revolucionarias tuvieron sobre las operaciones del grupo de Ochoa.
En ese contexto, el ingreso de droga—en especial cocaína—a la isla en épocas posteriores se produjo como efecto del hallazgo de bultos con droga lanzados al mar Caribe por narcotraficantes desde lanchas o aeronaves o abandonados en persecuciones que llegaron arrastrados o recalaron a las cercanías de las costas cubanas y fueron recogidos por pescadores y otros grupos.
Cifras. Ybarra informó que Cuba incautó 5,5 toneladas de drogas ilícitas, en su mayoría marihuana, frente a 3,2 en 2016.
El 95 % de la droga fue localizada y decomisada en el mar “a partir de 346 recalos de paquetes lanzados a las aguas y arrastrados por las corrientes marinas hacia las costas cubanas”, precisó.
Las autoridades de Cuba también procesaron 19 hechos en los que estuvieron implicados 48 personas que lograron quedarse con cantidades de esa droga en el mar e intentaron comercializarla en el territorio nacional, aseguró el reporte.
A estos hechos delictivos, añadió, se sumaron 94 detectados en los aeropuertos del país, con 56 personas fueron procesadas por intentar introducir estupefacientes al país.
Ybarra aclaró que aunque el clima cubano tampoco permite el cultivo de la marihuana, porque el producto de “muy mala calidad”, en 2017 fueron confiscadas unas 67 mil 549 plantas y 111 mil 434 semillas.
Acerca del consumo interno de drogas, aseveró que una encuesta de prevalencia de 2016 mostró que es del 0,038 por cada 100 mil habitantes y que las más consumidas son la marihuana y los medicamentos combinados con licor.
Al destacar que Cuba tiene acuerdos antidroga con 46 países y más de 50 agencias de lucha contra el narcotráfico, Ybarra recalcó que el problema del contrabando de sustancias ilícitas “no puede combatirse solo con medidas domésticas, por lo que la cooperación penal internacional es esencial”.