Washington, D.C. / Ene. 22
Un día después de la toma de posesión de Barack Obama, una coalición nacional de organizaciones defensoras de inmigrantes participaron hoy -miércoles- en una jornada de marchas, vigilias y plantones en distintas ciudades de Estados Unidos para exigir a la administración entrante un alto a las redadas y su apoyo a favor de una reforma migratoria justa y comprensiva.
“Además de marchar, le hemos enviado miles de cartas y correos electrónicos para recordarle al presidente Obama que millones de latinos votamos por él y que no pensamos abandonar esta lucha porque estamos en medio de una situación de emergencia que afecta a miles de familias separadas por las redadas”, aseguró Gloria Saucedo, de la organización Hermandad Mexicana al término de una marcha celebrada en esta capital.
“Y si para febrero o marzo a más tardar no hemos visto ninguna acción concreta, volveremos a salir a las calles de Los Ángeles, Chicago, Nueva York, Dallas o Phoenix para hacernos escuchar”, añadió Saucedo al sumarse al clamor de una comunidad que ha solicitado al presidente, Barack Obama, la emisión de una orden ejecutiva que ponga un alto a las redadas.
Decenas de organizaciones participaron así en una jornada de reclamo y protesta en ciudades como Washington, Los Angeles, Chicago, Phoenix y Nueva York con la esperanza de hacerse escuchar en el primer día de la administración Obama.
“Hemos vuelto a salir a las calles en acciones concertadas con la esperanza de que el presidente entienda la situación de emergencia y nos ayude a revertir los programas puestos en marcha por la anterior administración para expulsar y deportar al mayor número posible de inmigrantes indocumentados”, aseguró Carlos Fernández de la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y del Caribe (NALACC por sus siglas en inglés).
El presidente Barack Obama ganó el pasado mes de noviembre gracias al apoyo de casi el 70% de los electores latinos que decidieron castigar así las políticas antinmigrantes que atizó el sector más conservador del partido republicano.
El apoyo de los electores latinos a Obama —superior al 53% que consiguió el demócrata John F. Kerry en 2004 y al 40% de Bush de ese mismo año—, los ha convertido en una fuerza política que ya nadie puede menospreciar.
“El presidente Obama sabe que, sin nosotros, su victoria habría sido muy complicada, quizá improbable. Por eso no creemos que pueda ignorar nuestras demandas que, además, han formado parte de su campaña en el terreno de los derechos humanos”, añadió Saucedo al confiar que la propia biografía del presidente como hijo de un inmigrante y miembro de una minoría como la afroestadounidense, lo conviertan en un presidente justo y comprensivo con la lucha de los inmigrantes que se han convertido en el objetivo de campañas de odio y persecución.
Ante la ausencia de una reforma que ponga orden en el laberinto migratorio, muchas localidades y gobiernos estatales han adoptado sus propias leyes para restringir o penalizar a la comunidad indocumentada.
A esta práctica, que ha desembocado en campañas de persecución y éxodos de pueblos enteros, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) llegó al extremo de poner en marcha programas pilotos para alentar la “autodeportación” de indocumentados para que estos se vayan “por las buenas o por las malas”.
Estas campañas, lejos de resolver el problema de la inmigración indocumentada, sólo ha disparado los crímenes de odio. Según el Southern Poverty Law Center, que se apoya en estadísticas del FBI, el índice de crímenes motivados por el odio hacia los latinos aumentó casi un 35 por ciento entre 2003 y 2006, el último año del que se tienen cifras oficiales.
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