Buenos Aires, Argentina.-
La ex presidenta Dilma Rousseff dejó este martes por la tarde el Palacio de la Alvorada, en Brasilia, con rumbo a Porto Alegre, donde tiene su casa, de estilo colonial portugués, del barrio Tristeza. Y ahora que el proceso judicial en su contra quedó atrás, el mandatario Michel Temer debe hacer frente a la grave crisis económica del país.
Luego de casi seis años de mandato, Dilma salió de la sede presidencial a las tres y media de la tarde, hora local, donde unos 200 activistas la esperaban para despedirla. “Muchas gracias”, les dijo. Cuatro camiones se ocuparon para mudar sus cosas, cada uno con capacidad para cargar hasta 18 toneladas y un costo de 15 mil reales (el equivalente a 4 mil 690 dólares).
Una parte del cargamento irá a la casa de Dilma y la otra se guardará en un depósito. Los camiones corren a cuenta del gobierno federal. Rousseff no descarta pasar una temporada en Río de Janeiro. Fuentes petistas dicen que la ex presidenta buscaría rearmarse desde un bunker en Ipanema, la casa de su madre.
Por lo pronto, a Temer lo ocupan otros asuntos. De acuerdo con un informe de FGV Projetos, encomendado por Fecomércio-RJ, la Federación de Comercio del Estado do Río de Janeiro, que está formada por 59 gremios patronales y representa los intereses de los comerciantes de bienes, servicios y turismo, luego de dos años de recesión, 55%de la población laboral activa buscó un trabajo extra y 29% no lo consiguió.
Según la encuesta de FGV, que se realizó sobre una muestra de 2 mil personas, 76% está preocupado por el riesgo de perder el empleo. Dentro de esa porción, 44% está muy preocupado.
El desempleo es la peor herencia que recibe Temer y está en niveles récord históricos. Datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) muestran que el desempleo comenzó a subir con fuerza a comienzos de 2015, cuando alcanzó 7.4%. De ahí tocó 8.1 y 10.2 a fin de año; y, sin encontrar barrera, llegó a 11.2% en mayo último. Hoy suman 11.4 millones las personas sin empleo.
“El desempleo es un índice claro de la recesión y tiene un costo alto para la salud económica del país”, dijo Diego Braulio Gomes, macroeconomista de la Universidad Federal de Río de Janeiro, a EL UNIVERSAL.
“A mayor desempleo, menor comercio y por lo tanto, menor producción de la industria y menor recaudación impositiva. En la medida en que la población deja de acudir al mercado, el gobierno recauda menos dinero de impuestos y por lo tanto en sus planes para el año tiene una posibilidad menor de operar sobre las cuentas públicas”.
La Fundación Getúlio Vargas, una entidad privada con influencia en los campos de Administración y Ciencias Políticas, calculó que el perjuicio para el país es la desaparición de un circulante de 12 mil millones de reales por mes, equivalentes a 3.7 mil millones de dólares. Esto significa que Brasil podría perder unos 150 mil millones de reales a fin de este año, equivalentes a 46.9 mil millones de dólares.