Washington, D.C.-
La ríspida relación entre Estados Unidos e Israel alcanzará un nuevo punto bajo este martes cuando el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, pronuncie un discurso ante el Congreso y que la mayoría de estadounidenses rechaza.
El discurso de Netanyahu sobre el programa nuclear de Irán este martes en una sesión bicameral, que será boicoteada por legisladores demócratas, es visto además por algunos sectores como una injerencia en la política exterior del presidente Barack Obama.
Al igual que Netanyahu, el liderazgo republicano está opuesto a las negociaciones que conduce la administración Obama con Irán sobre su programa nuclear y favorece la imposición de nuevas sanciones económicas, a las que se opone por ahora el gobierno.
Igualmente el discurso ha sido denunciado como una maniobra oportunista de Netanyahu debido a que se producirá dos semanas antes de que los israelíes acudan a las urnas para sus elecciones legislativas donde él es uno de los candidatos.
“La controversia no solo exacerba las tensiones entre Israel y su más importante aliado, pero también distrae la atención de serios retos que Israel enfrenta internamente”, indicó Jonathan Jacoby en un artículo de opinión del Jewish Journal de Los Angeles.
Jacoby, miembro directivo de la agrupación liberal New Israel Fund (Fondo Nuevo Israel) con sede en California, denunció que “la equivocada y mal calculada decisión de Netanyahu de hablar ante la sesión del Congreso ha transformado el tema (nuclear de Irán) en objeto de un jaloneo partidista”.
Esto último ha quedado evidenciado con la decisión de poco más de docenas de demócratas de la cámara baja de boicotear el discurso y no asistir, incluyendo a Jan Schakowsky (D), la única judía de la bancada que representa Illinois en ese cuerpo legislativo.
Entrevistada este domingo en el programa “Meet the Press” de la televisora NBC, Schakowsky calificó su decisión como personal “para estar del lado del presidente Obama, que busca negociar un acuerdo para impedir que Irán tenga armas nucleares.
“Cualquier injerencia en negociaciones bien delineadas resulta muy lesivo”, indicó la legisladora que reiteró su oposición a cualquier iniciativa para imponer nuevas sanciones a Irán en medio de estas negociaciones, con el riesgo de descarrilarlas.
La invitación a Netanyahu por parte del líder republicano del Congreso, John Boehner, fue vista ante todo como un desdén hacia Obama, en respuesta a lo que republicanos consideran la indiferencia del mandatario hacia el legislativo a partir de las acciones ejecutivas que ha adoptado.
Tampoco sentó bien entre la mayoría de los estadounidenses.
Una encuesta de la televisora NBC y el diario Wall Street Journal, dada a conocer este día, mostró que casi la mitad de los estadounidenses, un 48 por ciento, está opuesto a la invitación contra el 30 por ciento que se declaró a favor.
Boehner defendió la presencia de Netanyahu ante lo que adelantó será un mal acuerdo negociado con Irán por parte de Estados Unidos y sus socios en el grupo 5P, junto a Naciones Unidas, y así lo reiteró esta semana al responder a críticas de la asesora de seguridad nacional Susan Rice, quien calificó la visita de destructiva.
“Lo que es realmente destructivo en mi punto de vista es hacer un mal acuerdo que siente el camino para tener un Irán nuclear. Eso es destructivo”, reviró el republicano el viernes pasado.
Aunque el gobierno estadounidense ha buscado bajar el nivel de la controversia, la presencia de Netanyahu en Washington sin hacer una parada en la Casa Blanca será una rara excepción dado el acceso casi ilimitado que ha tenido en esta y otras presidencias.
La negativa de la Casa Blanca ha sido explicada como parte de un principio anti injerencista al no recibir a líderes políticos en la víspera de elecciones en sus países y evitar así cualquier noción de que se busca influenciar en su curso.
En entrevista por separado en el programa “This Week” de la televisora ABC, el secretario de Estado, John Kerry, dijo por su parte que Netanyahu es bienvenido a hablar en Estados Unidos, insistiendo en la cercana relación entre los países, y por ello “no queremos que esto se convierta en algún tipo de partido de futbol político”.
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