Phoenix, E.U.-
La ejecución del reo Joseph Rudolph Wood III, condenado por homicidio, se prolongó la tarde de este miércoles en Arizona por casi dos horas, desde que la inyección letal le fue aplicada hasta que finalmente le causó la muerte.
Debido al tiempo que Wood agonizó en la cámara de la muerte de la prisión estatal en Florence, Arizona, sus abogados interpusieran una apelación de emergencia a fin de que se suspendiera la ejecución ante la Corte Federal de Apelaciones del Noveno Circuito en San Francisco.
El procurador general de Arizona, Tom Horne, informó que la ejecución comenzó a las 13:52 horas locales (20:52 GMT) y concluyó a las 15:49 horas locales (22:49 GMT), cuando Wood fue declarado muerto oficialmente.
Los abogados de Wood, quienes atestiguaron el procedimiento, indicaron que su cliente estuvo “jadeando y emitiendo ronquidos durante más de una hora”.
“Él todavía está vivo. Esta ejecución ha violado los derechos del señor Wood bajo la Octava Enmienda”, la cual establece que no se deberán infligir “castigos crueles e inusuales”, argumentaron los abogados en su apelación.
“Yo conté que jadeó alrededor de 660 veces”, señaló Michael Kiefer, reportero del periódico The Arizona Republic, testigo de la ejecución, quien agregó que los jadeos del reo concluyeron a las 15:33 horas, 16 minutos antes de que fuera declarado muerto.
Troy Hayden, otro reportero que presenció la ejecución, comentó que era “muy preocupante verlo (…) como un pez en tierra jalando aire”.
Por lo general, la inyección letal produce la muerte en un lapso de ocho a 15 minutos.
Wood fue condenado por matar a balazos a su novia Debra Dietz, así como al padre de la mujer en agosto de 1989, en un apartamento de Tucson, Arizona.
Días antes de su ejecución, los abogados de Wood demandaron conocer el fármaco que le sería suministrado y el nombre del fabricante, expresando su preocupación de que su cliente pudiera sufrir dolor inusual durante el procedimiento.
La demanda llegó a la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, que la víspera rechazó el pedido y permitió a autoridades carcelarias de Arizona mantener en secreto el procedimiento.
Las autoridades de Arizona explicaron en documentos judiciales que deben mantener en secreto la identidad del proveedor, porque la publicidad ha dificultado la obtención de los fármacos necesarios.
La escasez de compuestos usados en la inyección letal ha llevado a los estados que aplican la pena de muerte a buscar nuevos proveedores y nuevas drogas.
Varias compañías farmacéuticas, en especial las que tienen sede en Europa, han rechazado suministrar las sustancias necesarias para las ejecuciones.
La de Wood es la segunda ejecución del año en Estados Unidos que presenta complicaciones, luego que el 29 de abril pasado en Oklahoma, el reo Clayton Lockett falleciera en medio de convulsiones tras recibir la inyección letal.
Funcionarios carcelarios de la Prisión Estatal en McAlester, en el sureste de Oklahoma, suspendieron el procedimiento luego de que transcurrieron varios minutos sin que aparentemente ninguna de las drogas “tuviera el efecto deseado”.
Lockett falleció después por un ataque al corazón, y fue declarado muerto a los 42 minutos de que se le aplicara la dosis letal, por lo que Oklahoma decretó una moratoria a la pena de muerte hasta que se investigaran las causas del incidente.
Discussion about this post