El día que cimbra a China

China / Dic. 22

Las autoridades chinas estaban concentradas en preparar los Juegos Olímpicos de Beijing. Habían elegido una fecha propicia por la combinación de números que consideran de la suerte: el 8/8/2008. Y cuando parecía que todo iba a ser felicidad, la tierra se cimbró en el centro de país por un terremoto de 8 grados en la escala de Richter.

La provincia de Sichuan fue la que resultó más afectada por el movimiento telúrico.

Era el 12 de mayo, fecha que, propicia o no, resultó nefasta. A los momentos de angustia y terror que se vivieron mientras el suelo temblaba y todo se movía, siguió la desolación: 87 mil personas perdieron la vida (69 mil muertos y 18 mil desaparecidos) según las cifras oficiales.

Muchos de los fallecidos eran niños que se encontraban en clase. Siete mil aulas resultaron destruidas, lo que provocó la indignación de muchos padres que culparon a la mala construcción y a la corrupción del desplome de los colegios.

Las autoridades chinas autorizaron a las parejas cuyo único hijo murió o resultó incapacitado a tener más vástagos en las ciudades de Chengdu, Dujiangyan y Pengzhou, en la provincia de Sichuan.

Como resultado del temblor, se formaron más de 30 lagos por la acumulación de escombros en la región y algunos amenazaban con desbordarse como en Tangjiashan, junto a la ciudad de Beichuan, obligando al ejército a intervenir para abrir a golpe de dinamita una vía de escape al agua y evitar que borrase del mapa lo que quedaba de una ciudad de 160 mil habitantes que había perdido ya el 80% de sus edificios.

Los daños materiales fueron evaluados en el mes de septiembre por las autoridades chinas en 121 mil millones de dólares, lo que equivale al 3.7% del PIB del gigante asiático. El 70% de las pérdidas fueron por el derrumbe de viviendas, escuelas, hospitales e infraestructuras como carreteras y puentes.

Ante la magnitud de la tragedia, el presidente chino, Ju Hintao, y el primer ministro, Wen Jibao, viajaron de inmediato a la zona para ponerse al frente de las labores de rescate, lo que fue visto con simpatía tanto dentro como fuera del país.