Ciudad del Vaticano.-
El Papa Francisco exigió hoy que la comunidad internacional “no asista muda e inerte” ante el “inaceptable crimen” de los cristianos perseguidos en el mundo, muchos de ellos decapitados por los terroristas islámicos.
Ante miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa dirigió la bendición con el “Regina Coeli” (Reina del cielo), la oración que en tiempos de Pascua sustituye al “Angelus” y que el pontífice pronunció asomado a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico.
Hablando en italiano, advirtió que los ataques contra quienes siguen a Jesús constituyen una “preocupante violación de los derechos humanos más elementales” y pidió una intervención concreta para protegerlos.
Francisco saludó a una comitiva del Movimiento Shalom, que llegó hasta El Vaticano al final de una estafeta solidaria organizada para sensibilizar a la opinión pública sobre las persecuciones de los cristianos.
“Vuestro itinerario en las calles terminó, pero debe continuar de parte de todos el camino espiritual de oración intensa, de participación concreta y de ayuda tangible en defensa y protección de nuestros hermanos y hermanas perseguidos, exiliados, decapitados por el solo hecho de ser cristianos”, dijo.
E, improvisando, agregó: “Ellos son nuestros mártires de hoy, son muchos. Podemos decir que son más numerosos que en los primeros siglos”.
Así, el obispo de Roma repitió el llamado que ya había lanzado la víspera, durante su bendición “urbi et orbi” (a la ciudad y al mundo) en el domingo de Pascua, cuando evocó –entre otras cosas- a los 147 estudiantes asesinados la semana pasada en una universidad de Kenia.
En su mensaje también pidió a la multitud que repita con él, en voz alta: “¡Cristo resucitó! ¡Cristo resucitó!” y exhortó a todos los católico a anunciar la resurrección de Jesús no sólo con las palabras, sino también con el testimonio de la vida.
“La gozosa noticia de la resurrección debería transparentarse en nuestro rostro, en nuestros sentimientos y actitudes, en el modo que tratamos a los demás”, insistió.
“Nosotros anunciamos la resurrección de Cristo cuando su luz ilumina los momentos oscuros de nuestra existencia y podemos compartirla con los demás, cuando sabemos sonreír a quien sonríe y llorar con quien llora, cuando caminamos junto a quien está triste y corre el riesgo de perder la esperanza”, apuntó.
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