Los Ángeles, E.U.-
América Latina sigue siendo la región más inequitativa del mundo, aunque la desigualdad ha disminuido, afirmó hoy el presidente del Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim.
En una colaboración que apareció este lunes en la página editorial de Los Angeles Times, Yong Kim se refirió a los que serán los próximos retos de América Latina para asegurar el crecimiento y la prosperidad.
“La desigualdad económica está disminuyendo, pero la brecha de pobreza y la prosperidad sigue siendo amplia, poniendo en peligro la estabilidad”, alertó el dirigente del organismo internacional.
“América Latina ha tenido una buena década. Durante los últimos 10 años el crecimiento económico promedio fue de 4.2 por ciento y 70 millones de personas salieron de la pobreza”, aseguró.
“La estabilidad macroeconómica, las políticas de libre comercio y climas de inversión favorables a las empresas ha apoyado y seguirá apoyando a un fuerte crecimiento en los próximos años”, destacó.
Un informe reciente del BM reveló que la clase media en América Latina creció en 50 millones de personas entre 2003 y 2009, un aumento del 50 por ciento.
Para una región dividida por la desigualdad de la riqueza, esto es un logro notable, reconoció Yong Kim.
De 2008 a 2010, ocho de los 10 países del mundo con mayor desigualdad de ingresos se encontraban en América Latina, según el coeficiente de Gini, el estándar utilizado para medir la inequidad.
Sin dirección, la desigualdad seguirá avivando la volatilidad en la región. Pero la lucha por el crecimiento compartido no es sólo lo que hay que hacer desde el punto de vista social y político, es un imperativo económico, enfatizó.
Las investigaciones del Banco Mundial sugieren que cuando los niveles de pobreza aumentan en un 10 por ciento, el crecimiento disminuye en 1.0 por ciento y la inversión se reduce en un 8.0 por ciento del PIB.
En Brasil, por ejemplo, las reformas de política educativa han ayudado a igualar el nivel de instrucción. En 1993, el hijo de un padre sin estudios completaba cuatro años de escolaridad en promedio.
Hoy en día, estudiantes brasileños completan de nueve a 11 años de escolaridad, independientemente de la educación de sus padres.
Este es un progreso notable, aunque las recientes protestas en Brasil muestran que aún queda mucho por hacer, aceptó el directivo del BM.
Señaló que los programas de transferencias monetarias condicionadas han desempeñado también un papel en la nivelación de campo de juego económico de América Latina.
En la década de 1990, México y Brasil fueron pioneros en estos programas que ofrecen pagos en efectivo a los pobres a cambio de actividades productivas, como la inscripción de los niños en la escuela y las madres que van a los chequeos médicos. Programas similares han surgido en toda la región.
Los líderes deben centrarse en la aplicación de políticas que mejoren la competitividad de las empresas y aumentar la productividad, ya que es la mejor manera de sostener el progreso social y económico.
En segundo lugar, las autoridades deben hacer más para proporcionar a los niños desfavorecidos con una buena educación.
Los líderes deben mejorar su capacidad de prestar servicios a los pobres. Sin eso, incluso las mejores políticas significarán muy poco para sus beneficiarios, finalizó.
Discussion about this post