Washington, D.C. / Agosto 1.-
El acuerdo político que evitó la insolvencia financiera de Estados Unidos fue visto hoy por la prensa como una derrota para los demócratas del presidente Barack Obama y una victoria para el conservador Partido del Té.
The Washington Post sostuvo en un editorial que el arreglo de último minuto no representa tampoco una solución de largo plazo al problema presupuestario de Estados Unidos, por lo que ni la Casa Blanca ni el Congreso deben estar orgullosos.
“Sólo esperamos que el espacio de respiración que dará un tiempo adicional conducirá a más compromisos y flexibilidad”, señaló.
The New York Times aseveró que el presidente Obama emerge de la confrontación con los republicanos en un “estado disminuido” toda vez que tuvo que ceder a la exigencia de los legisladores más conservadores de no incluir un alza de impuestos.
“El reto de Obama es replantearse como líder y usar el desenlace para posicionarse en la campaña electoral como la voz de la razón y la moderación en una ciudad amargamente polarizada”, externó.
Pero el diario reconoció que el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, salió también “golpeado” después de navegar las presiones de los miembros más radicales del Partido del Té.
Boehner debe todavía lograr el apoyo de los más conservadores republicanos cuando el arreglo sea sometido a voto esta semana en la Cámara de Representantes. También debe ser aprobado en el Senado con apoyo de los dos partidos.
The Wall Street Journal manifestó que el resultado de las negociaciones fue un triunfo evidente para el Partido del Té.
“La realidad es que el acuerdo fue una victoria para la causa de los gobiernos pequeños… Los recortes de gastos son inmediatos, aunque menores que los que esperábamos”, mencionó el rotativo.
El senador demócrata Dick Durbin reconoció en una entrevista con la cadena CNN que la Casa Blanca tuvo que capitular a las presiones del Partido del Té. Fue una “extorsión política”, dijo.
De ser aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado, el acuerdo aumenta el techo de la deuda en 2.1 millones de millones de dólares hasta 2013, con lo cual se evitaría que se convierta en un problema en las elecciones presidenciales de 2012.
El arreglo autoriza un plan de recortes de gastos de un millón de millones de dólares en 10 años y establece una comisión para identificar 1.5 millones de millones adicionales y una reforma fiscal, en un reporte que debe ser entregado en noviembre y votado en diciembre entrante.
El acuerdo no incluye las alzas de impuestos que buscaba la Casa Blanca, pero tampoco recortes a programas sociales como Medicare que deseaban los republicanos.
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