Washington, D.C. / Octubre 25.-
El crecimiento exponencial de casos de contagio por influenza tipo A —con más de 20 mil hospitalizaciones desde abril pasado y un total aproximado de mil muertos—, obligó este sábado al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a decretar la emergencia nacional para garantizar la liberación de más fondos federales y una mayor libertad de acción para que los médicos y la red hospitalaria estén a la altura de una pandemia que supondrá un desafío sin precedentes en materia de salud y de seguridad en el curso de las próximas semanas.
“La pandemia ha continuado evolucionando, el nivel de contagios ha seguido creciendo rápidamente en muchas comunidades del país y existe el riesgo potencial de que en otras nuestros recursos de atención médica se vean superados”, aseguró el presidente Obama en un tono que ha intentado buscar un difícil equilibrio entre la mesura y la urgencia para evitar el pánico de una población que ha comenzado a apelotonarse a las puertas de clínicas y hospitales con la esperanza de conseguir una vacuna que sigue sin llegar a todo el país.
De acuerdo con la agencia Reuters, Obama firmó la declaración el viernes por la noche, pero la Casa Blanca la divulgó temprano el sábado.
La declaratoria de emergencia nacional es una herramienta del gobierno federal para dotar de poder y recursos discrecionales a las cabezas del sector afectado —en este caso a los ramos de sanidad y seguridad interna—, para habilitar instalaciones hospitalarias, para racionalizar recursos materiales y humanos y para dotar de fondos federales suficientes a los estados o comunidades más afectados ante una situación de desastre natural o sanitario.
-Habilitarán centros de atención
Con la declaratoria, por ejemplo, la secretaria de Salud, Kahtleen Sebelius, estará autorizada para habilitar locales comunitarios o edificios escolares como clínicas ambulatorias y centros de atención para hacer frente a un posible desbordamiento de casos de contagio.
La declaratoria de emergencia nacional ha coincidido en los últimos días con la aparición de las primeras colas de espera, en algunos casos de entre tres y cuatro horas, de ciudadanos preocupados por la salud de sus menores, al parecer, los más afectados por esta oleada de contagios que se han ensañado con la población menor a los 25 años en promedio.
De los mil muertos registrados en Estados Unidos, más de 100 eran niños. Funcionarios de salud aclararon que el número real de casos no se tiene a la mano, revelan datos de agencias internacionales.
La demanda de los ciudadanos ha dejado al descubierto el déficit de vacunas, situación apenas reconocida el viernes pasado por la propia secretaria de Salud. Especialistas y empresas encargadas de practicar las pruebas con reactivos para confirmar casos de influenza A H1N1 advertían, en tanto, sobre el riesgo de un porcentaje de contagios mayor de lo esperado (entre 25% y 60%) ante la escasez de vacunas. Fuentes del sector sanitario han reconocido que actualmente cuentan con un total de 11 millones de vacunas contra la influenza tipo A y se espera que en el curso de los próximos días un refuerzo de 85 millones de vacunas para salir al paso de la crisis. Sesenta millones de personas se han vacunado contra la influenza estacional.
El déficit de vacunas ha obligado a las autoridades sanitarias a racionalizar las inmunizaciones y dar preferencia a quienes corren más riesgo de contagio. En una temporada típica de contagio gripal, poco más de 200 mil personas suelen ser hospitalizadas en Estados Unidos, con un promedio de muertes que difícilmente superan las 40 mil.
Las proyecciones del contagio por influenza tipo A, que han comenzado a reportarse en 46 de los 50 estados de la Unión Americana, han disparado la señal de alarma del gobierno.
-Esfuerzo sanitario
El temor a un fracaso similar al que en el año 2005 se hizo patente en Nueva Orleans, tras el paso del huracán “Katrina”, ha obligado al gobierno estadounidense a redoblar esfuerzos para hacer frente a un potencial cataclismo sanitario que complicaría aún más el de por sí complicado panorama doméstico y tendría un impacto de impensables consecuencias en una larga lista de países, entre ellos México. La gripe estacional normalmente alcanza su punto álgido entre los últimos meses del año y hasta principios de marzo.
Más de cinco mil personas han fallecido ya en todo el mundo a raíz de la enfermedad desde que se detectaron los primeros casos este año, informó el viernes la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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