Washington, D.C.-
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, continúa sus gestiones con países aliados para ampliar la respuesta internacional a la crisis humanitaria en Irak, informó hoy la Casa Blanca.
Obama celebró conversaciones telefónicas por separado con los primeros ministros de Canadá, Stephen Harper, y de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, para proveer ayuda humanitaria adicional a Irak.
De acuerdo con la Casa Blanca, Harper y Obama acordaron trabajar con otros líderes internacionales para proveer ayuda humanitaria y buscar opciones para el desalojo seguro de civiles miembros de la minoría religiosa yazidí, refugiados en el monte Sinjar.
Miles de integrantes de esa minoría se refugiaron en ese monte, en el norte de Irak, para huir del grupo armado Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), que amenazó con su exterminio a menos que adopten la versión de Islam que promueven.
Obama y Harper “discutieron también los esfuerzos para contrarrestar la amenaza que representa el EIIL para todos los iraquíes, y estuvieron de acuerdo en la necesidad de que líderes políticos de todas las facciones pongan de lado sus diferencias y formen un gobierno incluyente capaz de sacar adelante al país”, agregó.
Por su parte, Obama y Erdogan coincidieron durante su conversación en la necesidad de una cercana colaboración en Siria e Irak para confrontar “las amenazas terroristas en la región”, en clara alusión al EIIL.
El vicepresidente estadounidense Joseph Biden, por su parte, sostuvo conversaciones telefónicas por separado con el presidente del gobierno regional de Kurdistán, Masud Barzani, y con el presidente del Consejo de Representantes (cámara de diputados), Salim al-Jaburi.
La Casa Blanca dijo que Biden exhortó a Barzani a trabajar de manera cercana con el nuevo primer ministro Haider al-Abadi en la formación del nuevo gobierno, además de hacer un repaso a la campaña militar contra el EIIL en esa región semiautónoma.
Biden agradeció la intención de Jaburi de trabajar con Abadi en la formación de un nuevo gobierno, que para Estados Unidos es una pieza vital para recomponer la respuesta de las fuerzas armadas iraquíes, que hasta ahora han sido incapaces de detener el avance del EIIL.
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