Berlín, Ale. / Nov. 14
Cuando Austria quedó confrontada al crimen cometido por Joseph Fritzl, el hombre que secuestró y violó sistemáticamente a su hija Elisabeth durante 24 años, con quien procreó siete hijos, todo el país se formuló una interrogante: ¿Qué castigo podía merecer el llamado “monstruo” de Amstetten?.
Este jueves, la Fiscalía de St. Pölten ofreció al país una respuesta que deberá ser ratificada por un juez, cuando se inicie el juicio contra el austriaco más odiado del país, posiblemente en marzo próximo.
La Justicia, después de escuchar la confesión de Fritzl, las denuncias de su hija y de leer el informe de una psicóloga, que lo declaró mentalmente apto para enfrentar un proceso, llegó a una conclusión que convierte al anciano de 73 años en uno de los criminales más pérfidos de la humanidad.
El monstruo de Amstteten fue acusado formalmente por la Fiscalía de St. Pölten, de haber cometido los delitos de asesinato, violación, incesto, coacción y secuestro. Fritzl, si es encontrado culpable, podría ser condenado a cadena perpetua que en Austria puede significar 15 años de cárcel.
En un comunicado oficial, la Fiscalía responsabilizó a Fritzl de la muerte de uno de sus hijos, que murió en el sótano, poco después de nacer en 1996.
“A pesar de saber que la vida del bebé corría peligro, él decidió de forma deliberada no intervenir”, señaló la Fiscalía en un comunicado. La acusación está basada en las declaraciones de la hija de Fritzl y madre del niño, quien reveló que su padre no había reaccionado ante los evidentes problemas de salud de la criatura. Fritzl, en cambio, confesó a la policía que el bebé había nacido muerto y que el había incinerado su cuerpo en la caldera de su casa.
“Él forzó a Elisabeth a vivir en condiciones de esclavitud al encerrarla en un sótano y volverla totalmente dependiente de él, forzándola a tener relaciones sexuales y tratarla como si fuera de su propiedad”, añade el pliego de acusaciones de la Fiscalía.
Los cargos también están relacionados con el mal trato que Fritzl brindó a los tres hijos que mantuvo encerrados en el sótano “Las cuatro víctimas fueron encerradas ilegalmente en un sótano estrecho y húmedo de su casa”, añade el documento, que recuerda que el monstruo los amenazó con asesinarlos si intentaban huir.
El martirio de Elisabeth finalizó en abril, cuando su hija Kerstin, de 19 años, tuvo que ser hospitalizada y gracias a una llamada telefónica anónima, la policía detuvo a Fritzl y a su hija, quien reveló a los agentes el drama que había vivido en los últimos 24 años.
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