Washington, D.C. / Junio 1.-
Protegido por un paraguas que le protegía a duras penas de la tormenta, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ofreció este lunes una imagen lastimosa de su poder que últimamente parece encontrarse a merced de las circunstancias y de los elementos.
En principio, el acto organizado con varias semanas de antelación en el cementerio nacional Abraham Lincoln, en la localidad de Elwood, Illinois, prometía uno de los más importantes homenajes en el Día de los Caídos, una jornada en la que millones de familias rinden tributo a los familiares que han caído en todas y cada una de las guerras que Estados Unidos ha emprendido “en nombre de la democracia y la libertad”.
Sin embargo, la aparición de una repentina tormenta, obligó primero a Obama a refugiarse en compañía de su comitiva en un edificio y, posteriormente, a replegarse y abandonar el cementerio:
“Estamos un poco preocupados por los relámpagos. Esto podría ser no seguro para ustedes. Sé que todos ustedes están aquí para conmemorar a los caídos (…), pero lo que nos gustaría es que ustedes se subieran a sus vehículos y si pasa (la tormenta) en los próximos 15 ó 20 minutos estaré por aquí”, sugirió el presidente.
Sin embargo, ni la tormenta cedió, y el presidente se vio en la necesidad de abandonar el cementerio para, acto seguido, dirigirse a Chicago y de ahí de regreso a la capital del país.
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