Cd. de México.-
Un nuevo libro revela la existencia de una verdadera lucha de poderes durante la administración de Donald Trump en Estados Unidos entre Ivanka, su hija, y su esposa, Melania.
La pareja mantuvo durante cuatro años una “lucha de poder interna” para ocupar el papel de primera dama. En un principio, aprovechando que Melania no se trasladó inmediatamente a la Casa Blanca, Ivanka, la hija preferida de Trump, quiso llenar el lugar. Así lo afirma Katie Rogers en su libro “Woman: The Transformation of the Modern First Lady, from Hillary Clinton to Jill Biden” (Mujer Americana: La transformación de la primera dama moderna, de Hillary Clinton a Jill Biden), próximo a publicarse.
De acuerdo con un adelanto, obtenido por el diario The New York Post, Ivanka planeaba renovar el Ala Este de la mansión ejecutiva mientras Melania se quedaba en Nueva York para asegurarse de que su hijo Barron, que entonces tenía 10 años, pudiera terminar el curso escolar.
La idea de Ivanka, de acuerdo con la autora, era eliminar el puesto de primera dama y crear una figura “orientada a servir a toda la Primera Familia, no sólo la Primera Dama”, escribió Rogers, quien fue corresponsal del diario The New York Times en la Casa Blanca.
El presidente Trump presionó para que Ivanka asumiera el papel junto a Melania, diciendo a los periodistas al principio de su mandato que su hija estaría “ayudando y trabajando” con Melania en el desempeño de sus funciones de primera dama.
Pero Melania no estaba dispuesta a aceptarlo. “Ella estaba consciente de que su marido había sugerido que su hija mayor ayudara a compartir las responsabilidades de ser Primera Dama, y esto no era algo que le complaciera”, escribió Rogers. Se inició así una batalla entre Melania y su hijastra, a la que la exmodelo de origen esloveno apodó despectivamente “La Princesa”.
Ivanka terminó por convertirse en “asesora no remunerada” en el Ala Oeste de la Casa Blanca. Y por los siguientes cuatro años, ella y Melania, adrede, difícilmente coincidieron en eventos.
Incluso, de acuerdo con exfuncionarios de la administración citados en el libro, la famosa chamarra que usó Melania durante una visita en junio de 2018 para ver a niños migrantes detenidos en McAllen, Texas -el libro afirma que ella fue clave para que él pusiera fin a la separación de familias migrantes-, era en realidad un mensaje para Ivanka. “Realmente no me importa, ¿y a ti?”, decía la chamarra. En su momento, se dijo que era un mensaje a los medios de comunicación, una especie de respuesta a las críticas que tanto ella como su esposo recibían.
Fue Trump quien, molesto con la situación, decidió que la versión que correría era que el mensaje en la chamarra era para los medios.
Melania siguió el plan de Trump y dijo a ABC News en una entrevista que el mensaje de la chaqueta era “para la gente y para los medios de izquierda que me critican. Quiero mostrarles que no me importa. Podrán criticar lo que quieran decir, pero eso no me impedirá hacer lo que considero correcto”, afirmó entonces.
“Es obvio que no me puse la chaqueta por los niños”, dijo Melania. “Me puse la chaqueta para subir y bajar del avión. Después de la visita, me la volví a poner porque vi cómo [los] medios de comunicación se obsesionaron con eso”.
Pero en el libro, las fuentes aseguran que no sólo en esta ocasión, sino en varias, Melania usó la ropa como un arma para enviar mensajes no solo a Ivanka, sino al resto de sus hijastros.
Melania consideraba inapropiado que Ivanka y sus hermanos, así como todos sus cónyuges, estuvieran tan involucrados en la Casa Blanca.
“Si alguna vez libró una batalla sobre el tema, es una que claramente perdió: Durante cuatro años, fue difícil ver dónde terminaban las operaciones del negocio familiar y empezaba la administración Trump”, escribió Rogers en el libro, según el adelanto del Post.
“Cuando no estaba enfrascada en mezquinas disputas con Ivanka, Melania celebraba “reuniones con equipos de abogados para examinar sus activos y atender asuntos relacionados con sus acuerdos pre y postnupciales con su marido”, dijo a Rogers Stephanie Grisham, una alta asesora de la primera dama.
Según Rogers, no es cierto, como se dijo en el pasado, que las negociaciones giraran en torno a Barron, diciendo en cambio que Melania estaba centrada en su propia seguridad financiera. “Sé que tenía unas finanzas muy separadas que vigilaba muy de cerca, y que tenía sus propios abogados con los que se reunía a menudo”, recordó Grisham. Las negociaciones duraron los cuatro años de la presidencia Trump.